Fiesta Patronal San Expedito

Este jueves 19 se conmemora la Patronal de San Expedito. Por esto, habrá misas durante todo el día. Hubo dos durante la mañana y las próximas serán a las 14.30 y a las 18.00 con procesión y misa.
Las celebraciones tendrán lugar en la Capilla San Martín de Porres, del Barrio Anacleto Medina.

“La Ideología de Género en los Ambientes Sociales”

Con el propósito de ofrecer elementos para un debate necesario, el Consejo Arquidiocesano de Acción Católica Paraná, invita a la conferencia “La Ideología de Género en los Ambientes Sociales”, a cargo de la Lic. María Inés Franck.

La cita está prevista para el sábado 21 de abril a las 16.30 en la sede de Acción Católica Argentina (Buenos Aires 377).

Informes: accioncatolicaparana@gmail.com

Catequesis del Papa

A continuación compartimos el texto completo de la catequesis de Francisco sobre el sacramento del Bautismo.

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

 

Continuamos, en este tiempo de Pascua, la catequesis sobre el Bautismo. El significado del bautismo resalta claramente en su celebración, por lo que nuestra atención se dirige a ella. Si examinamos los gestos y las palabras de la liturgia, nos daremos cuenta de la gracia y del compromiso de este sacramento, que siempre debemos redescubrir. Lo recordamos en la aspersión con agua bendita que se puede hacer los domingos al comienzo de la Misa, así como en la renovación de las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual. De hecho, lo que sucede en la celebración del bautismo despierta una dinámica espiritual que atraviesa toda la vida de los bautizados; es el comienzo de un proceso que permite vivir unidos a Cristo en la Iglesia. Por lo tanto, regresar a la fuente de la vida cristiana nos lleva a comprender mejor el don recibido en el día de nuestro Bautismo y a renovar el compromiso de responder a él en la condición en que nos encontramos hoy. Renovar el compromiso, comprender mejor este don, que es el bautismo, y recordar el día de nuestro bautismo. El miércoles pasado puse esos deberes para casa y para cada uno de nosotros: Recordar el día del bautismo, el día en que fui bautizado. Sé que algunos de vosotros lo saben, otros, no; aquellos que no lo saben, que lo pregunten a los parientes, a esas personas, padrinos, madrinas… preguntad: «¿Cuál es la fecha de mi bautismo?” Porque el bautismo es un renacimiento y es como un segundo cumpleaños. ¿Entendido? Haced estos deberes, preguntad: «¿Cuál es la fecha de mi bautismo?».

 

En primer lugar, en el rito de recibimiento, se pregunta el nombre del candidato, porque el nombre indica la identidad de una persona. Cuando nos presentamos, inmediatamente decimos nuestro nombre: “Yo me llamo así”, para salir del anonimato; el anónimo es el que no tiene nombre. Para salir del anonimato decimos inmediatamente nuestro nombre. Sin nombre, eres un desconocido, sin derechos ni obligaciones. Dios llama a cada uno por su nombre, amándonos individualmente, en la concreción de nuestra historia. El bautismo enciende la vocación personal de vivir como cristianos, que se desarrollará a lo largo de la vida. E implica una respuesta personal y no prestada, con un «copiar y pegar». De hecho, la vida cristiana está entrelazada con una serie de llamadas y respuestas: Dios sigue pronunciando nuestro nombre a lo largo de los años, haciendo resonar de mil maneras su llamada a conformarse a su Hijo Jesús. ¡Así que el nombre es importante! ¡Es muy importante! Los padres piensan en el nombre que quieren dar a sus hijos ya antes de que nazcan: esto también forma parte de la espera de un niño que, con su propio nombre, tendrá una identidad original, también para la vida cristiana vinculada a Dios.

 

Por supuesto, convertirse en cristiano es un don que viene de lo alto (véase Jn 3: 3-8). La fe no se puede comprar, pero puede pedirse y puede recibirse como un don. “Señor, regálame el don de la fe”, es una oración hermosa. ¡Que yo tenga fe!, es una oración hermosa. Se puede pedir como don, pero no se puede comprar. Efectivamente, “el Bautismo es, en primer lugar, el sacramento de la fe con que los hombres, iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de Cristo. «(Rito del Bautismo de los Niños, Introducción Gen., n. ° 3). La formación de los catecúmenos y la preparación de los padres tienden a suscitar y a despertar una fe sincera en respuesta al Evangelio, así como la escucha de la Palabra de Dios en la misma celebración del bautismo.

 

Si los catecúmenos adultos manifiestan en persona lo que quieren recibir como don de la Iglesia, los hijos son presentados por sus padres, con los padrinos. El diálogo con ellos les permite expresar la voluntad de que los niños reciban el Bautismo y a la Iglesia la intención de celebrarlo. «Expresión de todo esto es la señal de la cruz, que el celebrante y sus padres trazan en la frente de los niños» (Rito del Bautismo de los Niños, Introd., N. ° 16). «La señal de la cruz expresa el sello de Cristo sobre el que está a punto de pertenecerle y significa la gracia de la redención que Cristo ha adquirido para nosotros a través de su cruz» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1235). En la ceremonia, hacemos a los niños la señal de la cruz Pero me gustaría volver a un tema del que ya os he hablado. ¿Nuestros niños saben cómo hacer bien la señal de la cruz? Muchas veces he visto niños que no saben hacer la señal de la cruz. Y tú, padre, madre, abuelos, abuelas, padrinos, madrinas, debéis enseñar a hacer bien la señal de la cruz porque es repetir lo que se hizo en el Bautismo. ¿Lo habéis entendido? Enseñad a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Si lo aprenden de niños, lo harán bien más tarde, cuando crezcan.

 

La cruz es la insignia que muestra quiénes somos: nuestro hablar, pensar, mirar, trabajar está bajo la señal de la cruz, es decir, bajo el signo del amor de Jesús hasta el final. Los niños son signados en la frente.  A los catecúmenos adultos también se les signan los sentidos, con estas palabras: » Recibid la señal de la cruz, para que oigáis la voz del Señor»; en los ojos para que veáis la claridad de Dios”, «en la boca, para que respondáis a la palabra de Dios»; «en el pecho para que Cristo habite por la fe en vuestros corazones”, en la espalda para que llevéis el suave yugo de Cristo» (Rito de iniciación cristiana de adultos, n. ° 85). Nos convertimos en cristianos en la medida en que la cruz se imprime en nosotros como una marca de «Pascua» (véase Apocalipsis 14: 1, 22: 4), haciendo visible, incluso exteriormente, la manera cristiana de enfrentar la vida. Hacer la señal de la cruz cuando nos despertamos, antes de las comidas, antes de un peligro, para defendernos del mal, la noche antes de dormir significa decirnos a nosotros mismos y a los demás a quién pertenecemos, quién queremos ser. Por eso es tan importante enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Y, como hacemos cuando entramos en la iglesia, podemos hacerlo también en casa, teniendo un poco de agua bendita –algunas familias lo hacen- en un jarrón pequeño: así que, cada vez que entramos o salimos, haciendo la señal de la cruz con esa agua recordamos que estamos bautizados. Repito, no lo olvidéis, enseñar a los niños a hacer la señal de la cruz”.

Seminaristas reciben Ministerio del Lectorado

En la misa de este domingo 22 de abril seminaristas de la Arquidiócesis recibirán el Ministerio de Lectorado.

La celebración será a partir de las 11.00 en la capilla Nuestra Señora del Cenáculo del  Seminario Arquidiocesano (Don Bosco 2553). Los seminaristas son Sebastián Córdoba, Matías Jacob y Carlos Ramírez.

El Lector queda instituido para la función, de leer la palabra de Dios en la Asamblea Litúrgica. Proclamará las lecturas de la Sagrada Escritura, pero no el Evangelio, en la Misa y en las demás celebraciones sagradas; faltando el salmista, recitará el Salmo interleccional. Asimismo proclamará las intenciones de la Oración Universal de los fieles, cuando no haya a disposición diácono o cantor; dirigirá el canto y la participación del pueblo fiel; instruirá a los fieles para recibir dignamente los Sacramentos. También podrá, cuando sea necesario, encargarse de la preparación de otros fieles a quienes se encomiende temporalmente la lectura de la Sagrada Escritura en los actos litúrgicos.

Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino

Desde el 16 al 20 de abril se realiza la 115° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, en la Casa de Ejercicios El Cenáculo en Pilar. La Asamblea Plenaria de un episcopado es un encuentro en el que además de ponerse en común la tarea pastoral con las alegrías y dificultades de todas las iglesias diocesanas del país, se da lugar a momentos de fraternidad y de oración entre todos los Obispos.

Las sesiones se iniciaron el lunes por la tarde con el habitual intercambio pastoral, en el que los obispos comparten entre sí inquietudes y reflexiones pastorales en torno a temas diversos.

La jornada del martes está dedicada a considerar la Realidad cultural de Argentina en la posmodernidad, a cargo de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura. También expondrá la Comisión Episcopal de Laicos y Familia; este equipo de la CELAF compartirá un informe y un posterior intercambio sobre las acciones realizadas en el ámbito pastoral y en el de la comunicación para la campaña #ValeTodaVida.

El miércoles continuará el tema de la Comisión de Fe y Cultura, y por la tarde los Obispos analizarán un eventual camino pastoral para el resto del trienio 2017-2020.

El jueves por la mañana los Obispos conocerán pormenorizadamente la situación de los Refugiados y Migrantes, con un invitado que les hablará de los pactos mundiales y las acciones que se están llevando a cabo. Por la tarde, se presentará un informe la Comisión Episcopal de Educación Católica. Más tarde habrá un tiempo para la reunión de las Comisiones Episcopales.

Según su estatuto, “la Asamblea Plenaria es el órgano primario y principal de la Conferencia Episcopal que expresa de forma particular el afecto colegial de sus miembros” y se realiza dos veces al año. Están convocados obispos (diocesanos, coadjutores, auxiliares), Administradores Diocesanos; e invitados: obispos eméritos, el nuncio apostólico y un obispo electo.

 

 

Colecta de Sostenimiento de la Iglesia Diocesana

El fin de semana del 21 y 22 de abril –en el marco de la Jornada del Buen Pastor- se realizará en todas las parroquias y colegios de la Arquidiócesis, la Segunda Edición de la Colecta de Sostenimiento de la Iglesia.

Bajo el lema “Dale una mano a tu Iglesia”, esta campaña se realiza para que la comunidad pueda colaborar en el sostenimiento de las tareas pastorales.

Desde el equipo de animación de la Colecta se invita especialmente a todos a colaborar en el aporte de talentos, tiempo y dinero, para contribuir en la obra evangelizadora de la Iglesia.

Apostolado Madre Teresa

El Apostolado Madre Teresa invita a la reunión informativa sobre la misión que realizan en los barrios Humito y San Martín.

El encuentro será el viernes 20 de abril a las 20.30, calle Buenos Aires 377. Este apostolado está compuesto por un grupo de jóvenes que tienen como meta ser instrumentos de Dios, brindando amor y acompañamiento a los niños y familias de los barrios carenciados.

La Iglesia: por la Verdad, la Justicia y la Prevención

 La Iglesia: por la Verdad, la Justicia y la Prevención

Ante el próximo inicio del proceso judicial que evaluará las acciones llevadas a cabo por un sacerdote, en momentos en los cuales se desempeñaba en el ámbito de esta Arquidiócesis de Paraná, deseamos dar a conocer nuestra posición al respecto.

El abuso sexual es un hecho aberrante que genera nuestro absoluto y total repudio. En tal sentido, rechazamos de manera terminante este delito cometido contra menores, el cual debe ser juzgado tanto por la justicia estatal como por la justicia canónica, en la búsqueda del completo conocimiento de la verdad y la aplicación de justicia.

Lamentamos profundamente el dolor y el sufrimiento padecido por las víctimas, sus familiares y allegados, quienes deben saber que siempre estamos dispuestos a acompañarlos solidariamente y brindarles nuestra contención pastoral, consuelo y oración en el proceso de la sanación de sus heridas.

Durante todo este tiempo, transitamos un camino que se inició con la sorpresa, el desconcierto y el dolor, al tomar conocimiento de la situación planteada. No estábamos preparados. No supimos cómo abordar el problema y actuar de una manera completa, o lo que hicimos resultó insuficiente. Por esto, pedimos perdón, por no saber cómo.

Se inició luego un largo proceso de reflexión, de entendimiento, de aceptación interior, de conocimiento y de acción. Hubo una evolución trascendente en nuestra forma de pensar y de actuar desde aquel entonces.

A partir de esa transformación, generamos lineamientos internos y ámbitos para tratar estos temas, para prevenir la ocurrencia de situaciones similares y para proteger y acompañar a quienes resultaron afectados.

Hoy contamos con directivas precisas de actuación que educan y guían sobre el correcto proceder en cualquier momento. También se establecieron mecanismos de escucha activa, de promoción de ambientes seguros y de divulgación de carácter formativo.

Siempre colaboramos con la justicia. Aportamos toda la información que conocíamos -se nos solicitara o no-, y concurrimos cada vez que se nos convocó.

También se aplicaron todas las iniciativas previstas en la justicia canónica, estableciéndose distintas instancias, que aún no concluyeron.

En sucesos posteriores ejercimos una rápida acción de control y apartamiento de funciones de las personas involucradas; incluso, se efectuó la inmediata denuncia ante la justicia estatal.

Más allá del resultado final que tenga este proceso, somos conscientes de las derivaciones del mismo y sus efectos en las víctimas, sus familias y la comunidad. También lo necesaria y reparadora que resulta la expresión cabal de la verdad y la justicia.

Aun así, las heridas necesitan de la fe, la misericordia y el perdón, que brindan contención y un camino de verdadera sanación para todos los que nos sentimos conmovidos por este hecho que nos duele, que ha provocado tanto daño, pero que no debe opacar la labor espiritual y social de tantos sacerdotes que trabajan silenciosamente al servicio de la Iglesia y la comunidad.

 

Paraná, 12 de abril de 2018

Arzobispado de Paraná

 

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Catequesis del Papa

Publicamos el texto completo de la Catequesis del Papa sobre el Bautismo como fundamento de la vida cristiana.

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Los cincuenta días del tiempo litúrgico pascual son propicios para reflexionar sobre la vida cristiana que, por su naturaleza, es la vida que proviene de Cristo mismo. De hecho, somos cristianos en la medida en que permitimos que Jesucristo viva en nosotros. Entonces, ¿desde dónde podemos comenzar a reavivar esta conciencia si no desde el principio, desde el Sacramento que ha encendido la vida cristiana en nosotros? .Este es el Bautismo. La Pascua de Cristo, con su carga de novedad, nos alcanza a través del Bautismo para transformarnos a su imagen: los bautizados son de Jesucristo, Él es el Señor de su existencia. El bautismo es el «fundamento de toda la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1213). Es el primero de los sacramentos, ya que es la puerta que permite a Cristo el Señor  tomar morada en nuestra persona y a nosotros sumergirnos en su Misterio.

El verbo griego «bautizar» significa «sumergir» (véase CIC, 1214). El baño con agua es un ritual común a varias creencias para expresar la transición de una condición a otra, un signo de purificación para un nuevo comienzo. Pero para nosotros, los cristianos, no debe pasar por alto que si es el cuerpo el que se sumerge en el agua, es el alma la que se sumerge en Cristo para recibir el perdón del pecado y resplandecer con la luz divina (cf. Tertuliano, Sobre la resurrección de los muertos, VIII, 3: CCL 2, 931, PL 2, 806). En virtud del Espíritu Santo, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, ahogando en la pila bautismal al hombre viejo, dominado por el pecado que separa de Dios y dando vida  al hombre nuevo, recreado en Jesús. En él, todos los hijos de Adán son llamados a una nueva vida. El Bautismo es, pues, un renacimiento. Estoy seguro, segurísimo de que todos nosotros recordamos la fecha de nuestro nacimiento: seguro. Pero yo me pregunto, con algo de duda, y os pregunto a vosotros: ¿Cada uno de nosotros recuerda la fecha de su bautismo? Algunos dicen que sí –está bien-. Pero es un sí algo débil porque quizás muchos no la recuerdan. Pero si celebramos el día en que nacimos ¿por qué no celebrar, o por lo menos recordar, el día del renacimiento? Yo os pongo unos deberes para casa. Los que no se acuerden de la fecha del bautismo, que pregunten a su madre, a los tíos, a los sobrinos, que pregunten: “¿Tú sabes cuál es la fecha de mi bautismo?”. Y no la olvidéis nunca. Y ese día dad gracias al Señor porque es precisamente el día en que Jesús entró en mí, en que el Espíritu Santo entró en mí. ¿Habéis entendido bien los deberes? Todos tenemos que saber la fecha de nuestro bautismo. Es otro cumpleaños: el cumpleaños del renacimiento. No os olvidéis de hacerlo, por favor.

Recordemos las últimas palabras del Señor Resucitado a los Apóstoles; son un mandato preciso: «Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). A través del lavacro bautismal, el  que cree en Cristo se sumerge en la misma vida de la Trinidad.

De hecho, no es un agua cualquiera la del Bautismo, sino el  agua sobre la que se invoca el Espíritu que «da vida» (Credo). Pensamos en lo que Jesús dijo a Nicodemo, para explicarle el nacimiento en la vida divina: «El que no nazca de agua y de espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu es espíritu «(Jn 3: 5-6). Por lo tanto, el bautismo también se llama «regeneración»: creemos que Dios nos ha salvado «según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu.» (Tito 3: 5).

El bautismo es, por lo tanto, un signo eficaz de renacimiento, para caminar en una nueva vida. San Pablo lo recuerda a los cristianos de Roma: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva»(Rom 6: 3-4).

Al sumergirnos en Cristo, el Bautismo también nos hace miembros de su Cuerpo, que es la Iglesia, y partícipes de su misión en el mundo (Cfr. CCC 1213). Nosotros, los bautizados, no estamos aislados: somos miembros del Cuerpo de Cristo.  La vitalidad que fluye de la fuente bautismal se ilustra con estas palabras de Jesús: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto” (Jn 15, 5). Una misma vida, la del Espíritu Santo, fluye de Cristo a los bautizados, uniéndolos en un solo Cuerpo (cf. 1 Cor 12:13), con el crisma de la santa unción y alimentado en  la mesa eucarística.

El bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según su condición, en la transformación del mundo. Recibido solo una vez, el lavacro bautismal ilumina toda nuestra vida, guiando nuestros pasos hacia la Jerusalén del Cielo. Hay un antes y un después del bautismo. El Sacramento supone un camino de fe, que llamamos catecumenado, evidente cuando es un adulto quien pide el bautismo. Pero incluso los niños, desde la antigüedad, son bautizados en la fe de sus padres (véase Rito del Bautismo de los Niños, Introducción, 2).  Y sobre esto quisiera deciros algo. Algunos piensan: pero ¿por qué bautizar a un niño que no entiende? Esperemos a que crezca, a que entienda y sea él mismo el que pida el bautismo. Pero esto significa no tener confianza en el Espíritu Santo, porque cuando bautizamos a un niño, en ese niño entra el Espíritu Santo y el Espíritu Santo hace que crezcan en ese niño, desde pequeño, virtudes cristianas que florecerán después. Siempre hay que dar a todos esta oportunidad, a todos los niños, la de tener dentro al Espíritu Santo que los guíe durante la vida. ¡No os olvidéis de bautizar a los niños! Nadie merece el Bautismo, que es siempre un don gratuito para todos, adultos y recién nacidos. Pero como sucede con una semilla llena de vida, este regalo arraiga y da fruto en una tierra alimentada por la fe. Las promesas bautismales que renovamos cada año en la Vigilia Pascual deben ser reavivadas todos los días para que el Bautismo «cristifique»: no hay que tener miedo de esta palabra: el bautismo nos “cristifica”, quien ha recibido el bautismo y es “cristificado” se asemeja a Cristo, se transforma en Cristo y se hace de verdad otro Cristo.”

Festivida

En el marco de las conmemoraciones del Día del Niño por Nacer, la Red de Familias Entrerrianas, organiza la segunda edición del festival solidario y de concientización Festivida.

La actividad será el domingo 15 en la Plaza de las Colectividades de Paraná.

Los artistas invitados y las actividades planificadas comenzarán a desarrollarse a partir de las 17:00.  Se recibirán donaciones para instituciones dedicadas al cuidado de la vida – para beneficiar a Grávida, FundNeo del Hospital San Roque y Paranin-, habrá juegos para niños, servicio de cantina, entre otras actividades.