Los comienzos de la preparación

Desde septiembre de 1986, había sido designada por el entonces Arzobispo, Monseñor Estanislao Karlic, como vicecanciller de la curia. Este cargo secundario, pero que exigía la presencia cotidiana, se convirtió para mí en un magnífico atalaya para observar y compartir todo el proceso de la preparación y finalmente la concreción de la venida del Papa. Recuerdo bien que pasó el mes de diciembre y los movimientos que se hicieron entonces estaban muy lejos de lo que fue necesario hacer para el 9 de abril. Desde Roma habían enviado unas carpetas enormes en las cuales, con todo detalle, se exponían los requerimientos para preparar la visita, desde las condiciones que debían reunirse desde el punto de vista de la seguridad, el diseño del palco, las disposiciones litúrgicas, el sonido, la transmisión televisiva, etc. El Padre Agustín Kaul fue designado por el Arzobispo como su delegado para la organización. Lógicamente era necesario conformar equipos que deberían funcionar coordinadamente, pero en diciembre de 1986, no pasamos de un par de reuniones en las que más se trataba de hacerse a la idea e imaginar, que de realizar efectivamente algo. Durante el mes de enero, Monseñor había puesto ya en marcha el diseño del palco, con la ayuda de las Monjas Benedictinas del Gozo de María – que en mayo de 1987 hicieron su fundación en Aldea María Luisa- y del Arquitecto Oscar Aprile y su esposa Celia, también arquitecta. Recién el 10 de febrero tuvo lugar la primera reunión de la Comisión Organizadora, es decir, apenas dos meses antes de la llegada del Papa. Para esa primera reunión se había diseñado una estructura básica, que fue luego ramificándose conforme lo exigían las necesidades, y consiguientemente fueron acrecentándose sus miembros. La organización inicial tenía las siguientes áreas con sus responsables:

1) Animación espiritual: responsable P. Miguel Schroeder con los decanos y párrocos. La finalidad de esta comisión debía ser crear el clima espiritual para la visita, especialmente por medio de retiros y encuentros espirituales.

2) Liturgia: Padres Alberto Casas Riguera y Fernando Montejano, en conexión con Jorge Beades, responsable de la música.

3) Relación con las colectividades: Padre Félix Viviani, Dr. Alciro Puig y Sara del Rosario Mentasti.

4) Acto Central: Padre Agustín Kaul. De hecho esta sub-comisión comprendía muchas otras que después se fueron perfilando con mayor claridad.

5) Servidores: Padre Julio Puga y la Junta Coordinadora de Pastoral Juvenil.

6) Economía: Padre Silvestre Cecilio Paul, Padre Julio Puga, Sr. Alfredo García, Sr. Miguel Yáñez Martín y el Dr. Horacio Gaviola. En este equipo, fue muy destacable el trabajo silencioso y constante del Sr. Antonio Dellepiane. Prueba de ello es el cuidadosísimo informe de los recursos y gastos que entregó al Archivo de la Curia al término de la visita.

7) Prensa y Difusión: Padre Gabriel Battello, Sr. Raúl Perrière, Sra. Dora T. de Dato, en conexión con el Sr. Zacarías Piloni de la gobernación.

8) Protocolo: Padre Alberto Casas Riguera, Javier y Sara Mestres, Dr. Julio Herrera, Carmen y Pedro Scipione, Madre Albertina Schickl. A este equipo se unió rápidamente como uno de sus principales protagonistas, el Dr. Carlos Nesa, quien prácticamente desde entonces quedó vinculado a la organización del protocolo de muchos congresos y encuentros eclesiales.

9) Ornamentación de la ciudad y de la diócesis: Padre Viviani

10) Imprevistos: Padre Kaul

Secretaria: Marina Collados

Además de los ya nombrados, asistieron a esa primera reunión: el Hno. Víctor del Colegio Lasalle, Roberto Caloni, Carmen Scipione, Norma Tinnirello, el Padre Orlando Mattiassi, el Arquitecto Oscar Aprile y su señora, el Padre Eduardo Tánger, el Padre José María Bustamante (que vino en representación del Padre Carlos Rodríguez), Juan Pablo Carrivali, Fabiola García, Esteban Quinodoz y yo.

Sé bien que al hacer esta nómina están quedando sin nombrar una multitud de personas que se entregaron más tarde fervorosamente y en muchos casos muy sacrificadamente a la organización de la visita papal. Simplemente lo que he hecho aquí es copiar las notas que poseo en los cuadernos en los cuales llevaba cuenta de esos pasos iniciales. Y así como sé que hay muchas omisiones, sé también que muchas de las personas no nombradas aquí se contentarán con saber que fueron protagonistas reales de esa historia. Que no buscaban reconocimiento alguno era patente entonces y seguramente lo seguirá siendo ahora. Estas personas trabajaban con alegría y por amor a la Iglesia, y aunque en ocasiones todos vivimos momentos de tensión y sufrimiento, nada podía entonces ni podría ahora quitarnos el gozo de esta experiencia maravillosa.

 

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