Homilía en la Apertura del Año Santo de 2025

En la tarde del domingo 29, se realizó en la arquidiócesis de Paraná la Apertura del Año Santo, con una procesión que partió desde la parroquia San Miguel Arcángel y finalizó en la Catedral Nuestra Señora del Rosario, donde se celebró la Santa Misa, presidida por Monseñor Juan Alberto Puiggari. El Jubileo 2025, inaugurado por el Papa Francisco la noche del 24 de diciembre en la Basílica de San Pedro, tiene como lema “Peregrinos de la Esperanza”.

Compartimos el texto de la homilía.

CATEDRAL MUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

Paraná, 29 de diciembre de 2024

Queridos hermanos:

En el marco de la Navidad y en este día que recordamos con admiración la Sagrada Familia de Nazaret damos comienzo en nuestra Arquidiócesis el Año Jubilar.

El jubileo es una institución que, hundiendo sus raíces en el Antiguo Testamento, florece en el Nuevo y ha dado sus frutos a lo largo de la historia de la Iglesia. Recordamos a Jesús que según el Evangelista Lucas, también él declara un jubileo que consiste en el ofrecimiento del perdón de Dios a los pecadores; y que el motivo de este perdón no se encuentra en los méritos de las personas sino en la entrañable misericordia del Padre. Y justamente porque la fuente y origen de la misión de Jesús es el corazón de Dios Padre, no rige ya la distinción entre judíos y no judíos. La salvación, entendida primariamente como perdón de los pecados (cf. Lc 1,77), es ofrecida por Jesús a todos los hombres (cf. Lc 3,6). Este ofrecimiento gratuito del perdón de Dios no supone que el hombre queda totalmente pasivo ante el mismo contrario, se le pide al hombre reconocer a Dios y cambiar de vida, se le pide su conversión.

La característica propia de este año, es la esperanza, que constituye el mensaje central del próximo Jubileo, que según una antigua tradición el Papa convoca cada veinticinco años. Recordemos que el lema propuesto por el Papa Francisco para este año jubilar es: “Peregrinos de esperanza”. Luego, al inicio mismo de la Bula puso que su intención al escribirla es que “a cuantos lean esta carta la esperanza les colme el corazón” y su deseo es “que el Jubileo sea para todos ocasión de reavivar la esperanza”.

La esperanza nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida» (Rm 5,10):  «En un mundo en el cual progreso y retroceso se cruzan, la Cruz de Cristo sigue siendo el ancla de salvación: signo de la esperanza que no decepciona porque está fundada en el amor de Dios, misericordioso y fiel» (Papa Francisco, Audiencia general, Plaza de San Pedro – 21 de septiembre de 2022). Es el camino de la Sagrada Familia de Dios que, en la Iglesia de hoy, avanza hacia la Jerusalén celestial.

La esperanza cristiana, de hecho, no engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor divino: «¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? […] Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor» ( Rm 8,35.37-39).

Por eso la esperanza no cede ante las dificultades: porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, y de este modo hace posible que sigamos adelante en la vida. Uno de los frutos o manifestaciones de la Esperanza es la paciencia, que nos invita esperar los tiempos de Dios y no las urgencias de los hombres.

Pero no olvidemos que la esperanza, es la virtud teologal por la que aspiramos a la vida eterna como felicidad nuestra». […] Nosotros, en virtud de la esperanza en la que hemos sido salvados, mirando al tiempo que pasa, tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria. Vivamos por tanto en la espera de su venida y en esperanza de vivir para siempre en Él. Es con este espíritu que hacemos nuestra la ardiente invocación de los primeros cristianos, con la que termina la Sagrada Escritura: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap. 22,20).

Queridos hermanos: La no esperanza y la desesperanza se ha convertido para muchos de nuestros hermanos en motivo de angustia y sin sentido de la vida. Es la consecuencia de un mundo vacío de eternidad y en mundo futuro que no cuenta. Por amor a ellos tenemos que ser testigos y peregrinos de la esperanza.

“La esperanza no es anuncio superficial de tiempos fáciles, al contrario, es descubrir al Señor en los momentos difíciles: No es evadirse por comodidad o por miedo, de las responsabilidades presentes; es asumir con responsabilidad la misión… es confianza, camino, compromiso, coraje… es corajes de superar las dificultades… no nos cansemos, sigamos anunciando la esperanza” (Cardenal Eduardo Pironio).

Una novedad de este jubileo ordinario 2005 es que “además de alcanzar la esperanza que nos da la gracia de Dios, también estamos llamados a redescubrirla en los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece […] Por ello, es necesario poner atención a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia. En este sentido, los signos de los tiempos, que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza”.

El Papa Francisco enumera algunos signos de los tiempos que deben ser transformados en signos de esperanza:

1. Ante la realidad de un mundo que vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra, “que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo” (8).

2. Los ritmos frenéticos de la vida, los temores ante el futuro, la falta de garantías laborales y tutelas sociales adecuadas, los modelos sociales cuya agenda está dictada por la búsqueda de beneficios más que por el cuidado de las relaciones tienen como consecuencia la pérdida del deseo de transmitir la vida que conlleva una preocupante disminución de la natalidad. Ante esta realidad, “el deseo de los jóvenes de engendrar nuevos hijos e hijas”, como fruto de la fecundidad de su amor, da una perspectiva de futuro a toda sociedad y es un motivo de esperanza: porque depende de la esperanza y produce esperanza”

El Papa nos invita a ser signos de esperanza para grupos de personas que viven situaciones de abandono y desesperanza. Y enumera los siguientes: 1. Los presos (10). 2. Los enfermos que están en sus casas o en los hospitales (11). 3. Los jóvenes (12). 4. Los migrantes (13). 5. Los ancianos (14) 6. Los millares de pobres, que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir (15).

Le pedimos a la Virgen, Mujer de la Esperanza, que nos ayude a sacar muchos frutos de conversión y santidad en este año Jubilar que estamos empezando y que le pida su Hijo para toda la Iglesia un aumento de la fe, la esperanza y la caridad y un alegre y confiado gozo. Que así sea.

Monseñor Juan Alberto Puiggari
Arzobispo de Paraná

Misiones de Verano en la Arquidiócesis de Paraná

La Arquidiócesis de Paraná se prepara para vivir un verano lleno de fe y compromiso comunitario a través de las Misiones de Verano. Diferentes parroquias y movimientos de nuestra Iglesia llevarán adelante estas actividades, destinadas a evangelizar, acompañar y fortalecer la fe en diversas comunidades parroquiales.

Estas misiones, realizadas con dedicación y espíritu misionero, buscan ser una presencia viva del Evangelio en zonas rurales, barrios y localidades que necesitan especial atención espiritual y pastoral.

A lo largo del verano, las siguientes parroquias y movimientos estarán llevando adelante sus misiones:

  • Parroquia Nuestra Señora de la Merced  (Cerrito) misión en “El Palenque”, del 26 al 30 de diciembre.
  • Parroquia Nuestra Señora de Luján misión en la Parroquia Santa Rosa (Villaguay), del 26 al 31 de diciembre.
  • Parroquia Santa Ana (Paraná) misión en la Parroquia Inmaculada Concepción, (Valle María), del 26 al 30 de diciembre.
  • Asociación San Juan misión en la Parroquia Cristo Peregrino, del 26 de diciembre al 7 de enero.
  • Asociación San Juan misión en la Parroquia San Agustín, del 26 de diciembre al 7 de enero.
  • Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Nogoyá) misión en su jurisdicción del 5 al 11 de enero.
  • Grupo San Pio X misión en Villa Urquiza, La Picada, Colonia Nueva y Colonia Crespo, del 5 al 12 de enero.
  • Parroquia San José (Feliciano) misión en “Mulitas” del 6 al 12 de enero.
  • Grupo “de la Santa Cruz” (San Miguel, Bs.As.) misiona en la Parroquia Santa Teresa de los Andes (Colonia Avellaneda) del 1 al 14 de enero.
  • Misiones Familiares de Schoenstatt misión en la Parroquia San Cipriano de Diamante, del 13 al 19 de enero.
  • Laicos terciarios franciscanos misión en la Parroquia San Agustín del 18 al 25 de enero.
  • Misión Arquidiocesana misión en la Parroquia “Jesús Maestro” de Oro Verde del 30 de enero al 2 de febrero.

Acompañamos estas misiones con nuestras oraciones, para que den abundantes frutos espirituales y pastorales.

“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva” (Mc 16,15)

Vida Diocesana

Mediante decreto, Monseñor Juan Alberto Puiggari, designó:

Al Pbro. Omar Bedacarratz,  Párroco de Ntra. Sra. de La Paz.
Al Pbro. Sebastián Córdoba, Vicario parroquial de Nuestra Señora de La Piedad en Paraná y Delegado Episcopal para la Pastoral de la salud.
Al Pbro. Esteban Madrid Páez, Vicepresidente de Cáritas Arquidiocesana.

Apertura Año Jubilar

El próximo 29 de diciembre se realizará en la Arquidiócesis la Apertura del Jubileo 2025 “Peregrinos de la Esperanza”.

Ese día, desde la Parroquia San Miguel de Paraná, a las 19:30, partirá la peregrinación hacia la  Iglesia Catedral para celebrar la Eucaristía, que será  la única misa de la tarde.

Más información: www.arzparan.org.ar/jubileo-2025 

Misión de los Seminaristas en Oro Verde

Desde este 12 al 21 de diciembre, las comunidades de Oro Verde y Villa Fontana recibirán a los seminaristas de la Arquidiócesis de Paraná y sus formadores, quienes estarán realizando una misión en preparación para la Navidad.

Durante estos días, llevarán adelante diversas actividades:

  • Visitas a los hogares
  • Charlas abiertas para toda la comunidad, abordando temas de formación y espiritualidad
  • Acompañamiento a adultos que recibirán los sacramentos de iniciación cristiana
  • Visitas a los enfermos
  • Encuentros con los distintos grupos de la parroquia, fortaleciendo la vida comunitaria

Además, los seminaristas extenderán su misión a la comunidad de Tezanos Pinto, acompañando el último tramo del Adviento con celebraciones y actividades especiales.

Esta actividad se ubica como uno de los espacios formativos de quienes transitan su preparación para el ministerio sacerdotal.

Ordenación Diaconal del Seminarista José  Javier Krenz

Parroquia “San José” de Hasemkamp

6 de noviembre de 2024

Queridos hermanos:

En este tiempo de Adviento, en donde todo nos habla de esperanza, vamos a ser testigos de un motivo más para acrecentarla, ya que Dios regala a nuestra Iglesia, a un hermano nuestro, el Orden del Diaconado, como paso previo al Sacerdocio, configurándose por la acción del Espíritu Santo, a Cristo servidor.

Va a ser ordenado Diácono, a ejemplo de Cristo, «que se hizo «diácono», el servidor de todos»,  Servidor gozoso del Padre celestial.  Servidor de todos y servidor en todo, porque su  existencia quedará marcada por el carácter del diaconado.

El Documento final del Sínodo dice – refiriéndose a los diáconos: “son ordenados “no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio” (LG 29). Lo ejercen en el servicio de la caridad, en el anuncio y en la liturgia, mostrando en cada contexto social y eclesial en el que están presentes la relación entre el Evangelio anunciado y la vida vivida en el amor, y promoviendo en toda la Iglesia una conciencia y un estilo de servicio hacia todos, especialmente hacia los más pobres. Las funciones de los diáconos son múltiples, como muestran la Tradición, la oración litúrgica y la práctica pastoral…”

 “Pero servir, -nos dice Francisco-, es un verbo que rechaza toda abstracción: servir quiere decir estar disponibles, renunciar a vivir según la propia agenda, estar preparados para las sorpresas de Dios que se manifiestan a través de las personas, los imprevistos, los cambios de programa, las situaciones que no entran en nuestros esquemas y en la “justeza” de lo que se ha estudiado. La vida pastoral no es un manual, sino una ofrenda diaria; no es un trabajo preparado en la mesa, sino “una aventura eucarística”.

El Diácono, para poder vivir en actitud de servicio, tiene que configurarse con Cristo. No basta una asimilación meramente sacramental o funcional, deberá serlo con toda su vida y en su modo de ser,  teniendo sus  mismos sentimientos, para lo cual deberá encontrarse personalmente con Cristo vivo y real,  desde la experiencia de la fe, que se  acerca a través del Evangelio, se le hace presente en la Eucaristía y se comunica en la oración.

Querido Javier,

vas  a ser propiedad exclusiva de Dios y de la Iglesia. Tendrás que salir de la propia voluntad cerrada en sí misma, de la idea de autorrealización, para sumergirte en otra voluntad, la de Dios, y dejarte guiar por ella.

¿Pero es posible una entrega así? ¿No es pedir mucho al joven del siglo XXI? ¿Vale la pena? ¿Serás feliz?

El diácono, no deja de ser hombre, su vocación no cambia las leyes de su naturaleza. Como todo hombre desea ser feliz, por lo tanto necesita amar, sólo en el amor y en la fidelidad, el hombre se plenifica. Este es el drama de nuestro tiempo que no cree en el amor,  lo vacía de contenido – en el mejor de los casos-, o  lo caricaturiza de una manera trágica.

El diácono,  es  llamado al amor, su vocación es  amar más, es el sentido profundo del celibato que hoy, con libertad y clara conciencia, abraza Javier. Está llamado a ensanchar su corazón para ser capaz de amar a todos, sin excluir a nadie, para ser verdadero discípulo de Aquel que en la Cruz nos enseñó el verdadero amor.

No es posible vivir el diaconado, si no hay un amor capaz de  unificar  y dar sentido a su vida, sólo  Jesucristo es la respuesta. En el fondo, esa es la esencia de la vocación diaconal: su identificación amorosa y vital con Cristo Servidor, que lo ha llamado por amor, para pedirle su amor total y exclusivo: porque Él mismo nos dice con claridad que quien no sea capaz de darse a Él por encima de padre y madre… y hasta de su propia vida, no puede ser su discípulo.

Sólo este amor a Jesucristo, y por Él al hombre, da sentido pleno y  gozoso  a la vida del Diácono y así con su vida será para sus hermanos una señal que le recuerde que “Dios debe ser amado sobre todas las cosas y que debe ser servido en todo y antes que todo” (Ritual).

Querido Javier,

dentro de instantes descenderá el Espíritu Santo  para que, fortalecido con la Gracia y el carácter  sacramental, puedas desempeñar el ministerio que la Iglesia te confiere.

El secreto de tu vocación “es la amistad con Cristo y la adhesión fiel a su Voluntad. Cristo es todo, decía San Ambrosio; y San Benito exhortaba a no anteponer nada al amor de Cristo. Que Cristo sea todo para vos. Ofrecele a Él lo más precioso que tienes, como recordaba San Juan  Pablo II: el oro de tu libertad, el incienso de tu oración fervorosa, la mirra del  afecto más profundo.

Imita su humildad y mansedumbre, virtudes imprescindibles de los verdaderos seguidores del Maestro, que confirma el compromiso de quien, en verdad, se sabe instrumento de Dios, dándole un arrojo pastoral impensable porque no mide los peligros según las propias fuerzas ni se atribuye los éxitos, ni se acobarda ante los fracasos, sino que refiere todo a Dios.

Imita la pobreza del Señor, fomentando una confianza filial y plena en la Providencia de Dios; toda avaricia es una esclavitud, nos dice el Ritual. Sé pobre de espíritu, desapegando tu corazón de lo material, evitando toda ostentación y viviendo como peregrino en camino hacia la posesión eterna de Dios. La pobreza evangélica nos hace libres y mantiene el alma abierta a Dios y a los hombres. Pobreza que no es tanto la ausencia de bienes sino el desapego, la lucha contra el consumismo y el uso instrumental al servicio pastoral. Como insiste el Papa Francisco , evita la mundanidad.

Imita a Jesús que se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Esta es la ofrenda amorosa del don más grande de Dios al hombre: la libertad. Obediencia que no es la del esclavo, sino la que nace de la gloriosa libertad de los hijos de Dios: “porque no busco mi voluntad, sino la del que me ha enviado.

Imita el corazón casto y puro del Maestro, con un amor magnánimo, que te mantendrá en una disponibilidad total, al servicio del Reino. Ensancha el corazón, nada de lo humano te debe ser indiferente. Ama a todos y que tengan un lugar preferencial en tu corazón  los pobres, los enfermos, los más necesitados  de Dios.

Seguramente te habrás preguntado en estos días: ¿seré fiel a mi consagración?  Dios es fiel y no abandona su obra.

La fidelidad es posible cuando uno se mantiene firme en las pequeñas pero insustituibles fidelidades cotidianas: sobre todo fidelidad a la oración y a la escucha de la Palabra de Dios; fidelidad al servicio de los hombres de nuestro tiempo, fidelidad a la enseñanza de la Iglesia; fidelidad a los sacramentos de la Reconciliación y especialmente de la Eucaristía, fuente de la Gracia, que nos sostienen en las situaciones difíciles de la vida; fidelidad con un amor tierno y viril a la Santísima Virgen, la Servidora del Señor, nuestra Madre, que nos acompaña siempre en nuestro caminar.

                    Querido Javier: también hoy, el seguimiento de Cristo es arduo; por eso te pido con todo afecto, no apartes la mirada de Jesús, contempla su Rostro, conócelo íntimamente,  amalo con pasión, para que nada pueda separarte de Él.

En la oración consagratoria que vamos  a hacer dentro de unos momentos la Iglesia va a pedir: “disponibilidad para la acción, humildad en el servicio y perseverancia en la oración”. Esto es lo que la Iglesia quiere de vos: disponibilidad, humildad y perseverancia.

Una disponibilidad que,  a impulso de la caridad pastoral,  te haga estar siempre muyatento a las necesidades de los hombres y a las orientaciones magisteriales dela Iglesia; una actitud humilde, que te haga reconocer con gratitud que todo lo que tienes lo has recibido de Dios; y perseverancia, siendo constante en la oración y paciente en el trabajo, soportando las debilidades humanas, propias y ajenas, y buscando siempre, no el propio provecho, sino el bien de aquellos que la Iglesia te ha confiado.

Con la confianza puesta en Dios, prepárate al momento tan esperado,  dispuesto a ser asumido por el Espíritu Santo, dejándote santificar para santificar y animándote  a navegar mar adentro y, en  nombre  del Señor, echar las redes.

No quiero terminar sin agradecer a todos los que te han apoyado  para que puedas dar este paso. A tu familia, a los sacerdotes y comunidades de tus Parroquias, especialmente a la Basílica del Carmen, Parroquia de origen, y San José de Hasenkamp, que te acompañó en este año pastoral,  y muy especialmente  a los formadores del Seminario.

                    Queridos hermanos:

                     que Dios nos conceda:

– muchas y santas vocaciones; 

-fidelidad a los seminaristas,

– y fortaleza a nuestros sacerdotes.

Por estas intenciones, les pido la oración perseverante y confiada.

                                  Que Dios nos bendiga a todos y que Nuestra Madre, la Servidora del Señor, por excelencia, le enseñe al nuevo diácono el modo de vivir en actitud de permanente “diaconía”.

Santa Madre de Dios,

Modelo de entrega y servicio,

Acoge bajo tu manto a Javier.

Tú que fuiste la primera en decir ¨Sí” al plan de Dios,

Inspíralo para que sea fiel a su vocación,

Siempre dispuesto a servir con humildad y alegría.

Enséñale a amar como tú,

Con un corazón lleno de compasión y ternura,

Y a llevar a  Cristo a los demás,

Especialmente a los pobres y necesitados.

Protégelo de todo mal,

Sostén sus pasos  en los

Momentos de dificultad

Y guíalo siempre hacia Tu Hijo,

Fuente de amor y misericordia.

Que sea peregrino de la esperanza que no defrauda,

Que cada día repita con Tu Hijo:

 “Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve”.

Que, siguiendo tu ejemplo,

Sea un verdadero servidor de la Iglesia,

Y un signo vivo del amor de Dios en el mundo de hoy.

Que así sea.

                                                      + Juan Alberto Puiggari

                                                         Arzobispo de Paraná

Bendición Sala «Bazán y Bustos»

El pasado jueves 5 de diciembre, Mons. Juan Alberto Puiggari bendijo la nueva sala “Bazán y Bustos” del Arzobispado de Paraná, destinada a ser un espacio desde el que la “cultura cristiana” en sus variadas expresiones, pueda conocerse y difundirse.

Al acto de inauguración fueron invitados el Vicario General, Mons. Hugo Eduardo Tánger; el Director General de Museos, Archivo y Patrimonio cultural de la Provincia, el museólogo Carlos Humberto Iriarte; representantes de la IAPSER (Fundación del Instituto Autárquico Provincial del Seguro); de la Pastoral de Turismo de la Catedral de Paraná; el Arq. Osvaldo Lara del Grupo Patrimonio del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Entre Ríos; la delegada de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos, arquitecta Mariana Melhem; la Prof. Norma Fernández Doux; la Arquitecta Mariela Doce; el Ing. Raúl Cerini, director de la obra junto a la Arq. Lilia Santiago; el Ing. Samuel Madrid Páez y otras personalidades vinculadas al mundo del arte y la gestión patrimonial.

El Delegado para los Bienes Culturales de la Iglesia, Pbro. Lic. Daniel Silguero, comenzó dando la bienvenida a los presentes y explicando el origen, desarrollo y alcances del proyecto de difusión cultural que lleva adelante el Arzobispado de Paraná. Habló de la importancia de la Iglesia como promotora de cultura y de la historia de la Arquidiócesis de Paraná en materia patrimonial. Destacó la iniciativa del Card. Estanislao Karlic al crear el Museo Arquidiocesano “Abel Bazán y Bustos” que, si bien no pudo tener, como tal, la continuidad deseada, encuentra en este nuevo espacio, su expresión renovada en favor de la difusión de la cultura cristiana.

Dijo además “Queremos que este proyecto se integre en el circuito turístico y cultural de la provincia, no solo a través de la sala misma, sino también de las “visitas guiadas” y de los “encuentros de arte y patrimonio” que ya se vienen realizando; aspiramos también a que sea un lugar en el que los artistas cristianos encuentren un espacio para mostrar su arte y su inspiración, expresadas a través de la pintura, la escultura, la música y las letras”.

El Arzobispo destacó la importancia de que “el mensaje del arte cristiano llegue a todos a través del lenguaje universal de la belleza, por todos conocido y por todos aceptado”.  Subrayó que “el camino de la belleza tiene que ser un camino siempre abierto para que el evangelio de Jesús llegue a todos, en especial a aquellos que, no estando inmediatamente abiertos a un discurso propiamente religioso, pueden llegar a través de él, a su Autor, la Belleza increada”.

Luego de la bendición, la Lic. Geraldine Fernández, de la Academia Nacional de Bellas Artes y el Arquitecto Marcelo Olmos, ofrecieron a los presentes, una disertación sobre la importancia de la conservación y restauración del patrimonio histórico- artístico, haciendo memoria del proyecto interprovincial de la Fundación Antorchas en el Taller de Restauración de Arte (TAREA) entre los años 1987 y 1997. Se presentaron varias de las obras de arte intervenidas por el taller de restauración.

70 años de la ordenación sacerdotal del Cardenal Estanislao Karlic

Este domingo 8 de diciembre se cumplirán setenta años de la ordenación presbiteral del Cardenal Estanislao Esteban Karlic.

Compartimos un artículo redactado especialmente para esta ocasión, de su secretaria privada y personal, Haydée Copati, quien nos acerca una entrañable semblanza sobre este particular aniversario. (ABRIR)

Además, se publica el poema “De sus escritos espirituales”, escrito por el Cardenal en el año 2016. (ABRIR)

Sobre su vida

Monseñor nació en Oliva, provincia de Córdoba el 7 de febrero de 1926, de padres croatas. Fue ordenado sacerdote en Roma el 8 de diciembre de 1954. El 19 de enero de 1983 fue elegido Arzobispo Coadjutor de Paraná y Administrador Apostólico Sede Plena. Asumió el 20 de marzo de 1983. Al fallecer Monseñor Adolfo Tortolo el 1 de abril de 1986, Monseñor Karlic asumió como Arzobispo de Paraná. El 29 de abril de 2003 el Santo Padre aceptó su renuncia al gobierno de la Arquidiócesis de Paraná, conforme a lo establecido por el Derecho Canónico en vigencia. El 17 de octubre de 2007 Benedicto XVI, anunció en el curso de la audiencia general, su creación como Cardenal en el Consistorio Ordinario Público del 24 de noviembre de 2007.

Vida diocesana

Mediante decreto, Monseñor Juan Alberto Puiggari, designó al Pbro. Miguel Esteban López, como Párroco de la Parroquia “Nuestra Señora de Fátima de Paraná” . Asimismo, se dispuso que el sacerdote tome posesión en la Misa que oportunamente presidirá en la iglesia parroquial.