Cercanía y oración del Papa por las víctimas del incendio en Argentina

 

2014-02-06 Radio Vaticana

 

(RV).- Inmediatamente informado del desastre originado por un incendio en un almacén al sur de Buenos Aires que ha causado la muerte de nueve miembros de los equipos de emergencias y varios heridos graves, el Papa Francisco envió un mensaje de condolencia. En el mismo, dirigido al Arzobispo Metropolitano de Buenos Aires, el Obispo de Roma eleva su oración por el eterno descanso de estos servidores públicos, así como su invocación a Dios para que “otorgue consuelo y fortaleza a los afectados”, manifestando asimismo su deseo de hacer llegar a todos una palabra de esperanza.

Las muertes se produjeron al derrumbarse parte de la mampostería del edificio, situado en el barrio de Barracas, mientras los equipos de emergencia iniciaban las tareas para sofocar el incendio. El siniestro se declaró alrededor de las 09.00 hora local (12.00 GMT), en un edificio de construcción antigua que servía como depósito de documentos, cuya estructura colapsó a consecuencia del fuego ocasionando cuatro derrumbes que sepultaron a las víctimas. El almacén era operado por la multinacional estadounidense Iron Mountain, dedicada a la gestión de archivos, protección de datos y destrucción de información. ( RC-RV)

 

Mensaje del Papa Francisco

 

EXCMO. MONS. MARIO AURELIO POLI

 

ARZOBISPO METROPOLITANO DE BUENOS AIRESPROFUNDAMENTE APENADO AL CONOCER LA DOLOROSA NOTICIA DEL VORAZ INCENDIO PRODUCIDO EN EL BARRIO DE BARRACAS, DE BUENOS AIRES, EN EL QUE HAN PERDIDO LA VIDA ALGUNOS BOMBEROS Y OTRAS PERSONAS QUE LUCHABAN TENAZMENTE POR APARGARLO Y QUE HA OCASIONADO TAMBIÉN HERIDOS Y DAÑOS MATERIALES, QUISIERA TRANSMITIR A TODOS MI CERCANÍA Y DECIRLES QUE ME SIENTO MUY UNIDO A LOS QUE SUFREN Y ESTÁN ABATIDOS POR TAN LAMENTABLE SUCESO.

EN ESTA TRISTE CIRCUNSTANCIA, A LA VEZ QUE REZO POR EL ETERNO DESCANSO DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS FALLECIDOS EN EL CUMPLIMIENTO DE SU DEBER, PIDO A DIOS QUE OTORGUE SU CONSUELO Y FORTALEZA A LOS AFECTADOS POR TAN TRÁGICA DESGRACIA E INSPIRE EN TODOS SENTIMIENTOS DE SOLIDARIDAD FRATERNA, QUE AYUDEN A AFRONTAR ESTA ADVERSIDAD DE LA MEJOR FORMA POSIBLE.ASIMISMO, QUISIERA DIRIGIR UNA PALABRA DE ESPERANZA A LAS FAMILIAS DE QUIENES LLORAN TAN SENSIBLES PÉRDIDAS Y TAMBIÉN A QUIENES AGUARDAN CON CONFIANZA EL RESTABLECIMIENTO DE LA SALUD DE SUS SERES QUERIDOS.

CON ESTOS DESEOS, MIENTRAS INVOCO LA AMOROSA PROTECCIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN, IMPARTO LA CONFORTADORA BENDICIÓN CON TODO AFECTO AL QUERIDO PUEBLO BONAERENSE, TAN PRESENTE EN MI CORAZÓN.

88 años de vida del Cardenal Karlic

 

Este viernes 7 de febrero el Cardenal Estanislao E. Karlic celebra 88 años de vida. El mayor de tres hermanos, de una familia de inmigrantes Croata.

Monseñor nació en Oliva, provincia de Córdoba, el 7 de febrero de 1926.

Saludamos a nuestro arzobispo emérito en el día de su cumpleaños, damos gracias por su vida y pedimos a nuestro Señor por sus intenciones.

 

Patronal en Lourdes

 

El domingo comenzó la novena patronal de Nuestra Señora de Lourdes en Paraná, protectora de los enfermos. El programa prevé todos los días Rosario de la Aurora por el barrio a partir de las 7; a las 19.15, exposición del Santísimo y confesiones; a las 19.30 Rosario y a las 20 la Santa Misa.
El domingo el lema fue La Iglesia nos ofrece a Jesús y habrá bendición de velas. El lunes se recordó el sacramento del Bautismo y en memoria de San Blas se realizará la bendición de las gargantas, el martes, se habló sobre el sacramento de la Confirmación y a las 21 se proyectó una película sobre San José; el miércoles, el tema fue el sacramento de la Eucaristía; jueves, sacramento de la Reconciliación y viernes 7 de febrero, sacramento de la Unción de los Enfermos y a las 21 proyección de película de Santa Rita; sábado 8: sacramento del Matrimonio y a las 21 festival folclórico; y domingo 9: sacramento del Orden Sagrado.
El lunes 10 de diciembre a las 19.30 habrá bicicleteada por el barrio, a las 22.15, Rosario por las calles; 23, Misa de la Vigilia en la gruta y a la medianoche el canto del feliz cumpleaños a Nuestra Señora de Lourdes, repique de campanas y torta.
El martes 11, desde las 8 Misa de Hombres; a las 10, Misa de Enfermos; a las 19, procesión con salida desde la Catedral. A las 19.30 se pasará por el cementerio municipal y a las 20 será la Santa Misa Patronal.

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE PARA LA CUARESMA

 

UNA INVITACIÓN A LA POBREZA EVANGÉLICA EN NUESTRA EPOCA

 

“Queridos hermanos y hermanas:

Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino personal y comunitario de conversión. Comienzo recordando las palabras de san Pablo:»Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» . El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?

La gracia de Cristo

Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza:»Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros ). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto,»trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado»

La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo—»…para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo», «heredero de todo» .

 

¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta “rica pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito.

 

Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos; podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo.

 

Nuestro testimonio

Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.

 

A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir.

 

No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera.

 

El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío. Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana.

 

Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele.

 

Que el Espíritu Santo, gracias al cual»[somos] como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde”.