Se informa que los días lunes 3 y martes 4, días de feriado nacional, tanto la Librería como las oficinas del Arzobispado permanecerán cerrados.
Las actividades serán retomadas el miércoles 5 en los horarios habituales.
A través del Motu Proprio “Fidelis dispensator et Prudens”, con fecha de este lunes 24 el Papa Francisco estableció una nueva estructura de coordinación de los asuntos económicos y administrativos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.
A continuación el texto.
“Del mismo modo que el administrador fiel y prudente tiene la tarea de cuidar atentamente lo que le ha sido confiado, así la Iglesia es consciente de la responsabilidad de proteger y gestionar con atención sus bienes, a la luz de su misión de evangelización y con una atención especial a los más necesitados. En particular, la gestión de los sectores económicos y financieros de la Santa Sede está estrechamente ligada a su misión específica, no sólo al servicio del ministerio universal del Santo Padre, sino también en relación con el bien común, en la perspectiva del desarrollo integral de la persona humana.
Después de considerar atentamente los resultados del trabajo de la Comisión referente de estudio y guía sobre organización de la estructura económica – administrativa de la Santa Sede ( cf. Quirógrafo de 18 de julio de 2013) , previa consulta con el Consejo de Cardenales para la reforma de la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” y con el Consejo de Cardenales para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede , con esta Carta Apostólica en forma de Motu Proprio establezco lo siguiente:
CONSEJO PARA LA ECONOMÍA
1.- Se establece el Consejo de Economía, con la tarea de proporcionar orientación sobre la gestión económica y de supervisar las estructuras y las actividades administrativas y financieras de los dicasterios de la Curia Romana, de las instituciones relacionadas con la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.
2 . El Consejo de Economía se compone de quince miembros, ocho de los cuales son elegidos de entre los cardenales y obispos para reflejar la universalidad de la Iglesia y siete laicos expertos de varias nacionalidades con competencia financiera y profesionalidad reconocidas.
3 . El Consejo de Economía está presidida por un cardenal coordinador.
SECRETARIA DE ECONOMÍA
4 .- Se establece la Secretaría de Economía , como dicasterio de la Curia Romana de acuerdo con la Constitución Apostólica Pastor Bonus.
5 . Teniendo en cuenta lo establecido por el Consejo de Economía, la Secretaría responde directamente al Santo Padre y lleva a cabo el control económico y la supervisión de los entes, contemplados en el apartado 1, así como las políticas y procedimientos relativos a la adquisición y la asignación adecuada de los recursos humanos , en el respeto de las competencias propias de cada ente . La competencia de la Secretaría, por tanto, se extiende a todo lo que de alguna manera entra en el ámbito en cuestión.
6 . La Secretaría de Economía está presidida por un Cardenal Prefecto, el cual colabora con el Secretario de Estado. Un Prelado Secretario General tiene la tarea de ayudar al Cardenal Prefecto.
AUDITOR GENERAL
7 . El Auditor General es nombrado por el Santo Padre y tiene la tarea de llevar a cabo la revisión contable (auditoría) de los entes mencionados en el apartado 1.
LOS ESTATUTOS
8 . El Cardenal Prefecto es responsable de la redacción de los Estatutos definitivos del Consejo de, de la Secretaría de Economía y de la Oficina del Auditor General. Los Estatutos se presentarán quamprimum a la aprobación del Santo Padre .
Dispongo que cuanto establecido tenga un valor inmediato, pleno y duradero , incluso mediante la abrogación de todas las disposiciones incompatibles y que la presente Carta Apostólica en forma de Motu Proprio se publique en » L’ Osservatore Romano» del 24 de febrero de 2014, y en los Acta ApostolicaeSedis.
Con la participación de más de 200 apoderados legales y directivos de las instituciones católicas, se realizó este lunes 24 la primera reunión plenaria de la Junta de Educación Católica de la Arquidiócesis de Paraná.
A las 9:00, luego de una invocación al Espíritu Santo y a María, el Pbro. José Carlos Badano, delegado de Educación, realizó una reflexión tomando como base el texto del envío de los apóstoles a todo el mundo. El padre Badano destacó la desproporción entre la tarea y las cualidades de los elegidos, quienes, sin embargo, confiaron en la fuerza del Resucitado y se lanzaron. Así invitó a los educadores a que, confiando en la Gracia, emprendan con renovado ardor el anuncio de Cristo en este tiempo también difícil.
Luego las profesoras Angie Gareis y Amiela Eberle expusieron sobre “La Evangelización a través del curriculum”, fundamentando y dando ejemplos concretos de cómo la tranmisión de la fe en la escuela católica no se realiza sólo en la hora de Catequesis, sino que atraviesa toda la vida de la escuela y por tanto también se da en el desarrollo de cada materia.
A continuación, Monseñor Puiggari dirigió unas breves pero profundas palabras, alentando a los educadores a perseverar en el anuncio de Cristo en las escuelas. Subrayó que el aporte educativo es uno de los más importantes que la Iglesia realiza a la Patria en el Bicentenario. Destacó la importancia de transmitir la Cosmovisión cristiana, y la necesidad de una vida de oración para perseverar.
Después de una pausa, la profesora Judith Trembecki y la psicopedagoga Mercedes Folmer, se refirieron a los Acuerdos de Convivencia Escolar. Además de dar la fundamentación legal, hicieron hincapié en la necesidad de que el acuerdo de convivencia escolar estuviera en plena sintonía con el ideario de la escuela. También aportaron algunas valoraciones sobre la letra de la ley vigente, a la luz de la antropología y pedagogía inspiradas en el Evangelio.
Por último, se dieron a conocer las propuestas formativas para este 2014, además de algunas novedades en relación al Gobierno provincial y los avances en gestiones que se llevan adelante entre las tres diócesis entrerrianas.
Invocando a María y la bendición final, a las 12:30 finalizó esta reunión plenaria, con el compromiso de todos de seguir evangelizando a través de la Educación.
Mediante decreto Monseñor Juan Alberto Puiggari ha dispuesto lo siguiente:
– Designar, a partir del 1° de marzo próximo, al Pbro. Ricardo López, como Vicario Parroquial de la Parroquia Santa Elena con sede en la ciudad de Santa Elena, con todas las obligaciones y derechos que le corresponden, trasladándolo de su oficio de Vicario en la Parroquia Nuestra Señora de la Paz, en la ciudad de La Paz. Delegar al Pbro. López las facultades generales para asistir los matrimonios que se celebren en esa jurisdicción.
– Aceptar la solicitud presentada por el Diácono Emmanuel Tropini y disponer que se presente para ser ordenado Presbítero en la Eucaristía que presidirá el Arzobispo el sábado 15 de marzo de 2014 a las 10:00 horas en la iglesia catedral de Paraná.
– Aceptar la solicitud presentada por el seminarista Julio Faes y disponer que se presente para ser ordenado Diácono al servicio de la Arquidiócesis de Paraná, en la Eucaristía que presidirá el Arzobispo el sábado 15 de marzo de 2014 a las 10:00 horas en la iglesia catedral de Paraná.
– Designar como Miembros del Colegio de Consultores a los Presbíteros: Silvestre Cecilio Paul, Hernán Quijano Guesalaga, Silvio Fariña, Máximo Hergenreder, Eduardo Tanger y Eduardo Jacob. La designación se realiza por un quinquenio a partir de la fecha del presente decreto.
En el marco de los 25 años que celebra Grávida en este año 2014, se realizó en la Casa Mons. Aguirre de la Diócesis de San Isidro los días 10, 11, 12 y 13 de febrero, el VIII Encuentro Nacional de Asesores Espirituales de los Centros Grávida del país.
Año a año, los sacerdotes que acompañan a las comunidades de servicio, comparten este espacio de fraternidad para compartir, reflexionar y proponer caminos que ayuden al crecimiento del servicio de Grávida en favor de la vida por nacer. En esta ocasión, el encuentro estuvo enmarcado bajo el lema «Nuevo Pentecostés: Iglesia Madre, Iglesia Pueblo, Iglesia Servidora» y conto con las iluminaciones del Padre José Carlos Caamaño sobre la Eclesiología de la Evangelii Gaudium, Mons. Pedro Laxague sobre la Pastoral de la Iglesia en salida a las periferias y las actitudes sacerdotales para el acompañamiento en la pastoral de periferia y sobre Consideraciones sobre Teología Moral en el servicio de Grávida, a cargo del Padre Luis Anaya.
El encuentro, coordinado por el Padre Bernardo Ruiz Moreno, Asesor Nacional de Grávida y la Directora Nacional del Servicio Diana Castillo y la colaboración de Carolina Jessene de Díaz, coordinadora de Grávida en Morón, contó con la participación de sacerdotes provenientes de las Diócesis de Gualeguaychú, Paraná, Venado Tuerto, Lomas de Zamora, San Nicolás, San Francisco, San Isidro y Bahía Blanca, quienes concluyeron el encuentro elaborando una carta dirigida a los sacerdotes asesores de todas las diócesis dónde Grávida ofrece su servicio.
Los voluntarios del Centro Grávida de San Isidro contribuyeron con su calidez y generosidad a su realización.
De nuestra arquidiócesis participaron los presbíteros Luis Anaya, Diego Murador y Ariel Folonier.
Con motivo de celebrarse el centenario del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, el próximo 18 de octubre, el Santo Padre ha concedido Indulgencias Plenarias.
Esta Indulgencia plenaria podrá ser obtenida hasta el 26 de octubre de 2014 por cuantos participen en algunas de las celebraciones del Año Jubilar o realicen algún piadoso ejercicio o al menos dediquen un adecuado espacio de tiempo a piadosas meditaciones concluidas con la oración del Padre Nuestro, con el Credo, y con invocaciones a la Madre Tres Veces Admirable, Reina y Victoriosa. Estas acciones pueden realizarse en cualquier día en Schoenstatt, en ciertas celebraciones a ser determinadas en la ciudad de Roma y en todos los santuarios de Schoenstatt del mundo.
El Movimiento de Schoenstatt, según se informó, está organizando diversos actos a realizarse durante el año, que culminarán con la gran PEREGRINACION DE LOS PUEBLOS el 18 de octubre próximo e invita a las comunidades e instituciones a realizar peregrinaciones hacia el santuario durante este año para obtener así el don de la indulgencia.
El pasado 01 de febrero en la parroquia Nuestra Señora de Lujan tuvo lugar la misa en la cual se celebraron los 25 años de vida consagrada de la Hermana Norma Rodríguez, misionera claretiana.
La hermana Norma nació el 16 de noviembre de 1966 en nogoyá
Ingreso luego a la Comunidad religiosa Misioneras Claretianas y hoy reside en la casa que la congregación posee en Paraná.
Luego de la celebración la hermana manifestó su agradecimiento:
“¡Junto con esta oración quiero agradecer absolutamente a todos los que han hecho hermosa esta fiesta, la celebración Eucarística… A todos los que me han acompañado físicamente, especialmente mi mamá y mis nueve hermanos, cuñados y sobrinos (gracias por estar aquí); a las hermanas, en especial a Soledad, Superiora General y a Mónica, Superiora Provincial. A los que espiritualmente estuvieron cerca y que no pudieron estar presentes, en esta acción de gracias por mis 25 años como Misionera Claretiana!”
“Jesucristo: Corazón humano de Padre; creo y entrego una vez más
todo lo que soy y lo que tengo como la primera vez.
Mi alma se llena de alegría y se estremece al ver
como haz tejido de amor mi historia, en mis padres, en cada uno de mis hermanos,
-por los grandes valores que he mamado de ellos-
en mi familia que se fue agrandando…,
en las personas que pusiste en mi camino en cada destino y misión encomendada,
especialmente aquellos que han sido luz, maestros y guías espirituales;
porque el llamado y el don es tuyo,
porque me amas y amas locamente al mundo:
Aquí estoy para que sigas amando”…
Norma Cristina Rodríguez
Foto: blog Religiosas de María Inmaculada
(http://sec-gobiernogen-rmi.blogspot.com.ar)
Ante miles en la plaza de San Pedro el Papa enseña a reconocer los frutos eucarí¬sticos
Segunda catequesis de Francisco sobre el sacramento de la Eucaristía. «Vamos a misa porque nos sentimos pecadores»
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la última catequesis he puesto de relieve como la Eucaristía nos introduce en la comunión real con Jesús y su misterio. Ahora podemos hacernos algunas preguntas sobre la relación entre la Eucaristía que celebramos y nuestra vida, como Iglesia y como cristianos a nivel individual. Nos preguntamos: ¿cómo vivimos la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa el domingo? ¿Es sólo un momento de fiesta, una tradición consolidada, una ocasión para encontrarse o para sentirse bien, o es algo más?
Hay señales muy concretas para comprender cómo vivimos todo esto. Cómo vivimos la Eucaristía. Señales que nos dicen si vivimos bien la Eucaristía o si no la vivimos tan bien. La primera pista es nuestra manera de ver y considerar a los otros. En la Eucaristía, Cristo siempre lleva a cabo nuevamente el don de sí mismo que ha realizado en la Cruz. Toda su vida es un acto de total entrega de sí mismo por amor; por eso Él amaba estar con sus discípulos y con las personas que tenía ocasión de conocer. Esto significaba para Él compartir sus deseos, sus problemas, lo que agitaba sus almas y sus vidas. Ahora, cuando participamos en la Santa Misa, nos encontramos con hombres y mujeres de todas las clases: jóvenes, ancianos, niños; pobres y acomodados; originarios del lugar y forasteros; acompañados por sus familiares y solos… Pero la Eucaristía que celebro, ¿me lleva a sentirlos a todos, realmente, como hermanos y hermanas? ¿Hace crecer en mí la capacidad de alegrarme con el que se alegra y de llorar con el que llora? ¿Me empuja a ir hacia los pobres, los enfermos, los marginados? ¿Me ayuda a reconocer en ellos el rostro de Jesús? Todos vamos a Misa porque amamos a Jesús y queremos compartir su pasión y su resurrección en la Eucaristía. Pero, ¿amamos como Jesús quiere que amemos a aquellos hermanos y hermanas más necesitados? Por ejemplo, en Roma, estos días hemos visto tantos problemas sociales: la lluvia que ha provocado tantos daños a barrios enteros; la falta de trabajo, provocada por esta crisis social en todo el mundo… Me pregunto y cada uno de nosotros preguntémonos: yo que voy a Misa, ¿cómo vivo esto? ¿Me preocupa ayudar? ¿Me acerco? ¿Rezo por ellos que tienen este problema? O soy un poco indiferente… O quizá me preocupo de charlar: ‘¿Pero has visto cómo estaba vestida aquella o cómo estaba vestido aquel?’ A veces se hace esto, ¿no? Después de Misa, ¿o no? ¡Se hace! ¿Eh? ¡Y eso no se tiene que hacer! Tenemos que preocuparnos por nuestros hermanos y hermanas que tienen una necesidad, una enfermedad, un problema… Pensemos, nos hará bien hoy, pensemos en estos hermanos y hermanas que tienen hoy problemas aquí en Roma. Problemas por culpa de la lluvia, por esta tragedia de la lluvia, y problemas sociales de trabajo. Pidamos a Jesús, a este Jesús que recibimos en la Eucaristía, que nos ayude a ayudarles.
Un segundo indicio, muy importante, es la gracia de sentirnos perdonados y dispuestos a perdonar. A veces alguno pregunta: ‘¿Para qué se debería ir a la iglesia, dado que el que participa habitualmente en la Santa Misa es pecador como los demás?’ ¿Cuántas veces hemos escuchado esto? En realidad, quien celebra la Eucaristía no lo hace porque se considera o quiere parecer mejor que los demás, sino precisamente porque se reconoce siempre necesitado de ser acogido y regenerado por la misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo. Si cada uno de nosotros no se siente necesitado de la misericordia de Dios, no se siente pecador, es mejor que no vaya a Misa, ¿eh? ¿Por qué? Nosotros vamos a Misa, porque somos pecadores y queremos recibir el perdón de Jesús. Participar de su redención, de su perdón. Ese ‘Yo confieso’ que decimos al principio no es un pro forma, ¡es un verdadero acto de penitencia! Soy pecador, me confieso. ¡Así empieza la Misa! No debemos nunca olvidar que la Ultima Cena de Jesús ha tenido lugar “en la noche en que iba a ser entregado” (1 Cor 11, 23). En ese pan y en ese vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del cuerpo y de la sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. ¿Eh? Tenemos que ir a Misa humildemente, como pecadores. Y el Señor nos reconcilia.
Un último indicio precioso nos lo ofrece la relación entre la celebración eucarística y la vida de nuestras comunidades cristianas. Es necesario tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de aquello que Jesús ha dicho e hecho. No. ¡Es precisamente una acción de Cristo! Es Cristo que actúa ahí, que está sobre el altar. Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, el cual se hace presente y nos reúne en torno a sí, para nutrirnos de su Palabra y de su vida. Esto significa que la misión y la identidad misma de la Iglesia surgen de allí, de la Eucaristía, y allí toman siempre forma. Una celebración puede resultar también impecable desde el punto de vista exterior. ¡Bellísima! Pero si no nos conduce al encuentro con Jesucristo, corre el riesgo de no traer ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia y permearla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vita. El corazón se llena de confianza y de esperanza pensando en las palabras de Jesús recogidas en el evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54). Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de preocupación por los necesitados, y por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, en la certeza de que el Señor realizará aquello que nos ha prometido: la vida eterna. ¡Así sea!
Desde el pasado viernes 7 de febrero, y por el transcurso de una semana, los seminaristas de la arquidócesis que se están formando para el ministerio presbiteral en el Seminario “Nuestra Señora del Cenáculo” están realizando su convivencia en San Esteban, Córdoba. Durante ese tiempo están siendo acompañando por el Arzobispo, monseñor Juan Alberto Puiggari.
Durante estas jornadas, que es un espacio de encuentro personal y comunitario, los seminaristas compartirán momentos de oración, de formación, y recreación; para luego dar inicio al tiempo fuerte de vida en el seminario.
Durante estas jornadas, que es un espacio de encuentro personal y comunitario, los seminaristas compartirán momentos de oración, de formación, y recreación; para luego dar inicio al tiempo fuerte de vida en el Seminario.
Se cumple un año del anuncio de la renuncia al Papado de S.S. Benedicto, renuncia que se efectivizó el 28 de mismo mes.
El 11 de febrero de 2013, daba la vuelta al mundo la noticia de la histórica renuncia del Papa Benedicto XVI, anunciada con profunda emoción por él mismo ese día, memoria de Nuestra Señora de Lourdes. Benedicto guió la Iglesia Universal durante casi ocho años como «simple y humilde trabajador de la viña del Señor», según se propuso el 19 de abril de 2005, cuando fue elegido Papa.
Tal día como hoy, al final del consistorio que había convocado para tres causas de canonización, Benedicto XVI anunció al colegio cardenalicio su renuncia al ministerio de Obispo de Roma, con sencillez y serena y filial entrega al Señor:
“Los he convocado a este Consistorio no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicarles una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005”.
El día de su elección como Papa, Benedicto XVI decía: «Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes». Ya desde el primer momento, pues, el Papa Benedicto XVI mostró su humildad y sencillez encomendándose a las oraciones de los fieles y a la “alegría del Señor” para seguir adelante.
En la última, intensa audiencia general de su pontificado – el 27 de febrero de 2013 -, reiteró que «amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre por delante el bien de la Iglesia y no de sí mismo».
Con grandes aplausos y mucha emoción, cientos de miles de fíeles y peregrinos acompañaron al Papa Ratzinger en esta última audiencia general; fue nuestro Santo Padre durante casi ocho años de luminoso magisterio con «momentos de alegría y luces, así como también ‘momentos difíciles’, pero siempre bajo la guía y protección de Dios». Sabiendo que la barca de la Iglesia es del Señor y que Él la conduce por medio de hombres.
Aquel día, Benedicto XVI dijo hablando en español:
«Doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad.
Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado.
Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos. (…) Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración (…) Muchas gracias. Que Dios os bendiga».
Benedicto XVI prosiguió su agradecimiento dirigiéndose a las numerosas personas de todo el mundo, que en especial en las últimas semanas le habían enviado muestras conmovedoras de atención, amistad y oración. «Sí, el Papa nunca está solo, ahora lo experimento de nuevo de una manera tan grande que toca el corazón».
«Me escriben como hermanos y hermanas, o como hijos e hijas, con sentimientos de vínculos familiares muy cariñosos. Aquí se puede tocar con mano lo que es la Iglesia – no es una organización, ni una asociación con fines religiosos o humanitarios, sino un cuerpo vivo, una comunidad de hermanos y hermanas en el Cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Experimentar la Iglesia de esta manera es tener casi la capacidad de tocar con las manos el poder de su verdad y de su amor, es una fuente de alegría, en un momento en que muchos hablan de su declive».
Y cómo no recordar el primer saludo del Papa Bergoglio, al ser elegido como sucesor suyo, rezó e hizo que la abarrotada Plaza de San Pedro, sus alrededores y millones de personas en el mundo rezaran con él un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre por su amado predecesor:
«Hermanos y hermanas, buenas tardes.
Saben que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo… Pero aquí estamos. Les agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja».
(De news.va en español)
(CdM – RV)