Historias de nuestro Archivo

El fraile franciscano Mamerto de la Ascensión Esquiú –beatificado la semana pasada- fue secretario Canciller del Obispado de Paraná durante el año 1860. En el Archivo de la Arquidiócesis de Paraná obra documentación sobre su actividad en aquellos años.

En este caso, se publica una carta de Fray Mamerto Esquiú al entonces obispo local José María Gelabert  -fechada el 28 de noviembre de 1880- en la que expresa su preocupación por sufrimientos padecidos por el obispo en  Uruguay.

Esta pieza documental estaba ubicada en  una unidad de conservación denominada “Varios”. Según se informó desde el Archivo, se la extrajo, se hizo una copia digital y se le confeccionó un contenedor primario con papel Permalife  (papel libre de ácido) posteriormente se realizó la transcripción; todos estos procedimientos se realizan a fin de preservarlo, facilitar la accesibilidad y la difusión.

 

Aquí podrá visualizar este documento: Carta

 

TRANSCRIPCION: Carta de Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú al obispo José María Gelabert

Ilmo. y  Rmo. Sr. Dr. Don José Maria Gelabert,

Dignísimo Obispo de Paraná

Buenos Ayrei, Noviembre 28 del 1880

Ilustrísimo y Reverendísimo Señor.

Recibí en San Lorenzo la muy bondadosa carta.

de V.S. Ilma. con el aprecio y veneración que  (V.S. Ilma.:  Vuestra Señoría Ilustrísima)

son  don del cielo, pues ella me da el aliento y

consuelo que solo Dios suele de dar.

Al ver por ella que V. S. Ilma. se hallaba en

el Rosario me propuse dirigirme a esa ciudad

para postrarme ante el digno sucesor de los

Apóstoles que tiene de ellos no solo el sagrado

ministerio sino el Espíritu que da gozo en

padecer por Fe en Cristo; pero con muy  vivo pe-

sar mío conocí que V.S. Ilma. ya había partido

para Santa Fé cuando yo recibía su muy estimable.

He sentido al par de los que mas aman y veneran

A V. S. Ilma. las pesadumbres y trabajos que ha su-

frido en el Uruguay; más cuando he considerado

el ánimo apostólico con que soporta ese genero

de persecución tan horrible me he llenado de

admiración a V. S. Ilma., y animo la firme espe-

ranza de que el Señor derramará el cien doblado

 

de bienes espirituales en esa parte de su amada

diócesis precisamente por lo que el pastor ha

sufrido ahí por la honra de Dios y el bien de las

almas. Yo me tomo la libertad de manifestar

a V. S. Ilma. estas mis esperanzas, porque temo

que por un exceso de humildad no dé lugar a

ese consuelo entre las penas que debe sufrir no

por haber padecido, sino por el extravío y perdi-

cion de los que han levantado manos impías con-

tra su propio Pastor y Padre V. S. Ilma. sabe mejor que

yo, que esos padecimientos nunca quedan sin fruto

en la Iglesia de Dios, antes bien son como el indis-

pensable abono de esta tierra condenada a pro-

ducir abrojos y espinas por el pecado y que solo

puede bonificarse con la sangre de un Dios y

las penas de los que como V. S. Ilma. son llama-

dos a cumplir en sí lo que falta a los padeci-

mientos de Cristo, según lo enseña el Apóstol.

Yo soy  un necio y quizá un atrevido en ha-

cer estas observaciones a V.S. Ilma. pero la

culpa de esto es la misma veneración  y pro

fundisimo afecto que profeso a V. S. Ilma.

Esperando que V. S. Ilma. no dejara de

hacer conmigo la caridad de sus santas ora-

ciones le pido además que me haga la de

sus luces en los muchas cosas en que mi gran

de ignorancia me hará faltar a mi deber,

y que por fin me dé su santa bendición

y quiera aceptar el humilde pero muy pro

fundo homenaje de respeto, veneración y

afecto con que soy de V. S. lma.

Devotísimo y humildísimo siervo.

Fr. Mamerto Esquiú

Transcripción: Vicecanciller Daniel M. Silguero y   Marisa Lezcano.

 

 

Sobre Fray Mamerto

Los actos centrales por la Beatificación del fraile franciscano Mamerto de la Ascensión Esquiú, obispo, tuvieron lugar el pasado 4, en Piedra Blanca, Catamarca, su lugar de nacimiento.

En 1853, al pronunciar Fray Mamerto el sermón sobre la Constitución Nacional, pidiendo por la paz y la unión de los argentinos, se hace conocido en casi todos los ámbitos de la Nación. Fue consagrado Obispo de Córdoba el 12 de diciembre de 1880. Marcado por las fatigas apostólicas muere en plena actividad pastoral, en la posta de El Suncho, Catamarca, el 10 de enero de 1883. Fue declarado Venerable en 2006.