Este mes de agosto se celebra el mes de la Infancia y Adolescencia Misionera. Por eso desde la IAM se quiere llegar a los niños y adolescentes de Argentina con un mensaje de esperanza.

«A los más chicos debemos enseñarles a rezar, a comprometerlos por el bien común, a que ayuden a otros niños, que es el lema y la función de la Obra. A este compromiso espiritual se le suma la colaboración económica.

Vemos con alegría el crecimiento en muchas comunidades y diócesis del aporte en la alcancía misionera. Un esfuerzo que es de todos, comenzando por la familia y transmitiendo estos valores a los más chicos y haciendo ver al adolescente que la vida tiene sentido cuando se comparte y se ayuda.

No dejemos de lado la formación e inculcar el espíritu misionero en los que heredarán nuestras enseñanzas y testimonio. El mes de agosto debe ser celebrativo en toda la Iglesia que promueve el impulso misionero en los niños y animadores. Son 174 años de una Obra que surgió de la oración de un obispo en Francia y se propagó por todos los rincones del mundo».