TEDEUM. 25 DE MAYO DE 2016
Parroquia Sagrado Corazón. Paraná
Sr. Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, Contador Gustavo Bordet,
Sr Presidente Municipal Sergio Varisco
Sra. Vice Intendente. Josefina Beatriz Etienot.
Señores Comandantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad
Señores Concejales
Queridos hermanos
Nos reunimos hoy en este Templo Parroquial para dar gracias a Dios por el don de nuestra Patria, en el año del Bicentenario de la Independencia. “El 25 de mayo de 1810, el Cabildo abierto de Buenos Aires expresó el primer grito de libertad para nuestra patria siguiendo el ejemplo de nuestros próceres.
Venimos en este nuevo aniversario, a darle gracias por esta tierra bendita, tan rica y fecunda. Desde los inicios de nuestra comunidad nacional, aun antes de la emancipación, los valores cristianos impregnaron la vida pública. Esos valores se unieron a la sabiduría de los pueblos originarios y se enriquecieron con las sucesivas inmigraciones. Así se formó la compleja cultura que nos caracteriza. Es necesario respetar y honrar esos orígenes, no para quedarnos anclados en el pasado, sino para valorar el presente y construir el futuro. No se puede mirar hacia adelante sin tener en cuenta el camino recorrido y honrar lo bueno de la propia historia.
En este año ten importante de nuestra historia, recordamos que nuestra patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, como un regalo que debemos cuidar y perfeccionar. Don y tarea
Por eso nos hemos reunido, siguiendo la tradición de los hombres de mayo, para alabar a Dios Todopoderoso y Eterno por Sus obras magníficas, sus dones y amor infinito que manifiesta hacia la Argentina y pedir su bendición para sus habitantes.
En ese momento histórico, poco era lo que había en estos parajes, la ciudad de hoy se ha ido embelleciendo por la mano del hombre; pero sí estaba desde tiempo casi incontable en la Sabiduría divina, dando solidez a las barrancas del Paraná, fluidez a las aguas de este río majestuoso, fertilidad a las tierras, preparando con los siglos la base para que el hombre en sus distintas vocaciones fuera completando por su inteligencia y corazón la obra creadora de Dios, haciendo ésta gran ciudad y provincia que hoy disfrutamos..
Y todo esto integrándonos con los hermanos de otras Provincias, que con sus ricas diferencias, al mismo tiempo definían algo común: la naciente argentina. Tonadas, historia, suelo diversos, pero de deseo profundo, y camino arduo a la unidad nacional No estuvieron ausentes enfrentamientos y generosas reconciliaciones, luchas, pruebas y desgarros. Sin embargo, y a pesar de ello, esta tierra generosa contagiada por aquellos padres de la Patria, que la pensaron acogedora, cálida, respetuosa, capaz de albergar a tantos extranjeros que se fueron incorporando al ser nacional y sintieron en poco tiempo el orgullo de sentirse argentinos.
Cuántas incontables riquezas germinaron en una geografía tan variada que ayudaron a fermentar hombres de llanuras infinitas, de cuchillas onduladas, sierras silenciosas, de montañas guardadas por los cóndores, bosques y montes de hacheros, hijos de las aguas chicas y grandes: y todos argentinos.
Esos pueblos nuevos que se unieron a la sabiduría de los pueblos originarios y se enriquecieron con las sucesivas inmigraciones fueron formando la compleja cultura que nos caracteriza. Es necesario respetar y honrar esos orígenes, no para quedarnos anclados en el pasado, sino para valorar el presente y construir el futuro. No se puede mirar hacia adelante sin tener en cuenta el camino recorrido y honrar lo bueno de la propia historia.
Hoy recordando el primer grito de libertad; los argentinos estamos llamados a dejar las esclavitudes personales, sociales y políticas, para adentrarnos en el desierto de nuestra conciencia y purificarla para construir entre todos la gran nación Argentina que nos debemos y que soñaron nuestros próceres.
La primera tarea que no puede ser postergada es la reconciliación: “Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. Es imprescindible trabajar por una cultura del encuentro caracterizarse por una cultura de la amistad, una cultura donde hallamos hermanos, donde podemos hablar también con los que no piensan como nosotros, es necesario construir puente, derribar muros.
Otra gran deuda es poder afianzar la educación y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes.. Una tenaz educación en valores y una formación para el trabajo, unidas a claras políticas activas, generadoras de trabajos dignos, que sea capaz de superar el asistencialismo desordenado, que termina generando dependencias dañinas y desigualdad. Y mientras tanto políticas que protejan a los que menos tienen.
Quiero hacerme eco del mensaje del papa Francisco al Sr. Presidente con motivo de esta fecha: “»Acompaño con mi oración al Señor para que conceda a todos los argentinos copiosos dones de su misericordia, que les ayuden a avanzar continuamente en la búsqueda del bien común, la reconciliación y la fraternidad».
Contemplemos a la Mujer valiente y humilde, que en el colmo de la obra misericordiosa de Dios, le dijo sí libremente a su Hijo en la cruz, y quiso trancar los ejes de la carreta en Luján para mostrar su cercanía de Madre.
A Ella hoy le pedimos: Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros corazones hacia ti… Madre de la Esperanza, de los pobres y de los que sufren, escúchanos…
Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material y el trabajo en muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.
Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de lo material y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Concede de tu Hijo la sabiduría a nuestros gobernantes para que siempre busquen el bien común de nuestro pueblo, magnanimidad a los dirigentes en todos los campos para que también ellos estén a la altura de la hora,
Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que todos juntos seamos capaces de construir una Argentina mejor para todos.
Que así sea
+ Juan Alberto Puiggari
Arzobispo de Paraná