La 111º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, realizada del 11 al 16 de abril de 2016, aprobó el documento “Bicentenario de la Independencia. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”.

Este mensaje se da en el marco de los 200 años de la independencia argentina que la Iglesia planteó celebrar durante todo el sexenio (2010-2016). Por eso el texto se ubica en una línea de continuidad con “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad”, dado a conocer en noviembre de 2008 con ocasión del bicentenario de la Revolución de Mayo.

El documento está compuesto por una introducción y cinco capítulos: “Una justa y esperada reparación de la memoria” (capítulo 1); “Organizar la casa común” (capítulo 2), “Algunos males de la casa común” (capítulo 3), “Independencia y educación” (capítulo 4) y “Casas de encuentro” (capítulo 5). El recorrido de todo el texto se hace a partir de la imagen de una casa que, como la Casa Histórica de Tucumán, alberga los deseos del pueblo con una mirada hacia el futuro.

En la Introducción los obispos aclaran el tenor del mensaje. Se trata de “pensamientos que anhelamos compartir para estimular el diálogo desde un hecho histórico que nos dio origen como Nación y que, a su vez, nos interpela a pensar juntos qué país queremos ser” (1). No es una análisis de la realidad o un estudio teológico de fondo sobre el tema sino una “reflexión pastoral” para “dar gracias por el legado que nos dejaron nuestros mayores, interpretar nuestro presente a la luz de nuestra fe y decir una palabra esperanzadora, siempre iluminada por el Evangelio” para “abrir el futuro para una Argentina fraterna y solidaria, pacificada y reconciliada, condiciones capaces de crear una Nación para todos” (2).

 

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