Este 29 de Junio celebramos en el marco de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, también el DÍA DEL PAPA. Todos los católicos recordamos con cariño y amor filial a S.S. Benedicto XVI, actual Vicario de Cristo, quien sigue conduciendo valerosamente la Iglesia Católica por los caminos de la Nueva Evangelización. Nunca olvidemos que “el Papa es en la Iglesia Católica el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad y de fe y comunión” (LG. N° 18).

Debemos unirnos al Papa siempre, especialmente en esta Fiesta, mediante la oración, la obediencia Filial y el cumplimiento fiel de nuestra misión cristiana.

 

Oración por el Papa Benedicto XVI

Dios y Padre nuestro, que has preparado el camino al sucesor de Pedro; en este tiempo de gracia, ayúdanos a orar con fervor y a acoger en el amor a Benedicto XVI, el Papa que Tú has querido darnos.

Unidos en oración, queremos que le concedas el espíritu del Evangelio para que, imitando a Jesús, el Buen Pastor, sirva con fidelidad a tu pueblo.

Haz que, supliendo Tú la pobreza de sus fuerzas, sea valiente y fiel pastor de su rebaño -tu rebaño-, siguiendo en todo momento las inspiraciones del Espíritu Santo.

Otorga al Papa Benedicto XVI, como él mismo desea, que desempeñe su ministerio “petrino”, al servicio de la Iglesia, con humilde abandono en las manos de tu Providencia.

Que los Cardenales de tu Santa Iglesia, Señor, le sostengan con la oración y con la colaboración constante, sapiente y activa.

Que los obispos estén a tu lado con la oración y con el consejo, para que pueda ser verdaderamente el “Siervo de los siervos de Dios”.

Que tus sacerdotes, en los cuales piensa ya el nuevo Papa “con gran afecto”, le quieran con gran cariño y le apoyen con su trabajo esforzado y con su entrega fiel.

Que todos tus fieles, Señor y Padre nuestro, amen al Vicario de Cristo, siendo dóciles a sus enseñanzas e intentando ser buenos testigos de Cristo resucitado, en medio del mundo en el que viven.

Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad Beatísima por intercesión de la Santísima Virgen, en cuyas manos pone el Papa Benedicto XVI el presente y futuro de su persona y de la Iglesia, concédele la gracia de hacer realidad su promesa de fidelidad incondicional, sirviéndote sólo a Ti y dedicándose totalmente a la Iglesia.

De esa manera, se cumplirá su deseo de que la luz de Cristo resplandezca ante todos los hombres y mujeres de hoy, especialmente, ante “los pobres y pequeños”. Amén