El domingo 18 de septiembre, a las 17.10, falleció en la clínica donde estaba internado. La inhumación será hoy, a las 19, en la Catedral. El Gobierno provincial decretó 24 horas de asueto, en la fecha, para la administración pública y educación 

En la fría tarde del domingo, la comunidad cristiana de Jujuy se vistió de tristeza y luto por la muerte del obispo Marcelo Palentini. El lamentable deceso se produjo a las 17.10 en un sanatorio de la ciudad a causa de un cuadro de insuficiencia respiratoria.
El velatorio se inicio anoche a las 21 y se extenderá hasta hoy a las 19 cuando se procederá a su sepultura en el camarín de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya, Patrona de la provincia, en la Iglesia Catedral.
El obispo falleció acompañado por sus dos hermanos que llegaron desde Italia y rodeado de amigos y sacerdotes que lo acompañaron durante toda su enfermedad.
A los pocos minutos de su deceso la tristeza de quienes lo conocieron y recibieron de él un mensaje de aliento en momento difíciles se hizo notar en las calles cercanas a la Catedral. Grupos de jóvenes expresaron ante el administrador apostólico su pesar por la muerte del pastor que supo recoger el cariño y respeto de los diferentes estamentos de la sociedad jujeña. Lágrimas de desconsuelo surcaron los rostros de los fieles con quienes peregrinó y luchó por mejoras sociales durante sus 16 años de obispado.
Marcelo Palentini supo brindarse de llenó a los jujeños en diferentes aspectos, no se limitó a ejercer su rol religioso dentro de una iglesia, sino que recorrió cada pueblo de la provincia incluso los más lejanos a pie y caballo, compartiendo la cultura de la región y vida cotidiana de los más humildes.
En los últimos años ofició en momentos de gran conflictividad social, como mediador entre gremios, organizaciones sociales y el Gobierno. No era raro ver al religioso convocar a reuniones de conciliación cuando la Provincia estaba sumida en acampes y protestas, supo siempre en sus mensajes instar a los gobernantes a sistir a los más necesitados y toda la comunidad a actuar con fraternidad y amor.
Muchos fieles lo llamaban el pastor peregrino y cantor, ya que hasta editó un CD de música cristiana, que entonaba en cada retiro espiritual o peregrinación donde compartió su alegría y devoción cristiana.
En sus homilías expresaba su profunda convicción por la “búsqueda de la justicia y de la paz, de la dignidad humana y de la igualdad en la diversidad, sin pobreza y con inclusión social”, tal como la había expresado en un mensaje pascual en el 2010.
El obispo nació en 1943 en Caldongno, Italia, un pequeño pueblo cercano a Vicenza. En ese lugar descubrió su amor por la vida cristiana e inició su labor religiosa el 27 de junio de 1970, cuando fue ordenado como sacerdote, en la Congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús (Dehonianos). Recién en 1995 vino a residir en la provincia de Jujuy y hace 16 años tomó el cargo de obispo de la Diócesis. A partir de entonces comenzó su ministerio pastoral como cuarto obispo de Jujuy.
El padre Marcelo siempre se proclamó como un pastor, misionero y gran ciudadano y supo demostrar su amor por la provincia y por todos los feligreses. Por ese amor y cariño hacia su pueblo fue reconocido el pasado 8 de julio por el Concejo Deliberante de San Salvador de Jujuy como “Ciudadano ilustre”, por su trayectoria desarrollada.

Su enfermedad
El obispo sufría desde diciembre del año pasado una grave enfermedad por la que fue sometido a dos intervenciones quirúrgicas importantes. Estuvo en recuperación por un par de meses en Buenos Aires junto a la comunidad de sacerdotes dehonianos a la que pertenecía, acompañado por uno de sus hermanos que vino desde Italia para cuidarlo en su recuperación. Luego de una leve mejoría retorno a la provincia para transitar sus últimos días de su vida.
Desde el Obispado de Jujuy comunicaron ayer con profundo dolor el fallecimiento del obispo Marcelo Palentini, aseguraron que “partió a la casa del Padre nuestro querido obispo Marcelino Palentini. Rogamos a todos hacer llegar sus plegarias al Señor para que le otorgue a nuestro querido Padre la recompensa merecida a los servidores buenos y fieles”, fueron las expresiones del administrador apostólico César Daniel Fernández.
Instó a los fieles a “no enviar flores, sino flores que no se marchitan”, es decir que el monto de dinero que se destinaría a la compra de flores y coronas donarlo a alguna entidad de beneficencia.