Un colorido festejo patronal vivió Bajada Grande

(fmcorazon.org.ar)

 

Una multitudinaria procesión a pie y a caballo precedió ayer la tradicional travesía por el río con la imagen de la Virgen, a bordo en un buque de Prefectura, acompañada por el arzobispo Juan Alberto Puiggari. Al viaje se sumó también el gobernador Sergio Urribarri.

Eran más de las 4 y media de la tarde y el sol iluminaba un domingo como de primavera, y allá adonde la avenida Larramendi concluye de modo definitivo en esos miradores que balconean a un horizonte recortado por el río Paraná había clima de fiesta, de celebración, como de kermese. Bajada Grande vivía otra vez, como hace más de tres décadas, una fiesta de parroquia con un color local bien definido: la procesión náutica en honor al Inmaculado Corazón de María.
En realidad, dos procesiones. Una a pie y a caballo –35 jinetes, cinco carros, el más pequeño, comandado por Mijail y Juan, y muchos fieles caminando—que partió a las 3 de la tarde desde el atrio de la Iglesia Catedral, con punto final en el Puerto de Bajada Grande. Y otra, más colorida, por el río, la procesión náutica. Las dos confluirían después, pasadas las 5 y media de la tarde, en el Prado de la Cruz, un claro ganado al monte sobre calle Croacia.

 

PRESENCIA.

Antonio Olivio se había vestido como había que vestirse para ir en procesión a caballo: se había vestido de gaucho. Y así, vestido de gaucho, se subió a un sulky y acompañó a la réplica del Inmaculado Corazón de María que viajó desde la Catedral hasta Bajada a bordo de una Toyota Hilux.
“Todos los años estamos acá, desde hace veinte años. Al principio fue unos caballitos, y después la gente se fue sumando. Este año vino mucha gente, pero parece que mucha más gente que el año pasado”, contó.
Tenía razón. Antes de que la procesión llegara al Puerto de Bajada Grande, en el parquecito formado en la zona de los muelles, había gente en espera, mucha gente, en clima de domingo a la tarde. Un carromato pintado de verde limón atraía todas las atenciones: allí se vendían tortas fritas. Y un largo cartel con un “Gracias Inmaculado Corazón de María” protegía un puestito adonde se vendían mantas, o manteles, o ropa de cama.
De a poco, de repente, todo ese paisaje fue cambiando.
Una fila compacta de gente llegó cantando y dando vivas a la Virgen, y casi no hubo espacio para moverse. La procesión a pie marcó el principio de los festejos patronales. Por las altavoces, unos locutores enfervorizados avivaban a los fieles que, para entonces, ya se empezaban a reunir cerca de los mueles, a la espera.
Veinte minutos después, atracó el guardacostas GC 167 de Prefectura, y a bordo, iba la imagen del Inmaculado Corazón de María, y atrás, en la cabina, el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, y el párroco de Bajada Grande, Mario Taborda.
También, el gobernador Sergio Urribarri, la senadora nacional Blanca Osuna y el ministro de Desarrollo Social, José Cáceres que se sumaron a esta colorida celebración religiosa. Todos, la Virgen, el arzobispo, el cura párroco, el Gobernador, bajaron en medio de los aplausos. Las altavoces seguían de modo febril el relato de todo lo que ocurría, y ocurrió que entonces un locutor corrió a un lado el protocolo, y abordó al Gobernador no bien pisó tierra. “Urribarri, ¿cómo estás viviendo esta celebración?”, preguntó, con un tono de cercanía desacostumbrado.

Momentos para reflexionar
El gobernador Sergio Urribarri no sólo acompañó todo el trayecto de la procesión náutica, sino que también escuchó la misa celebrada por monseñor Puiggari en el Prado de la Cruz y se quedó hasta bien entrada la noche a la peña y los tradicionales festejos patronales.
“Fue un momento muy lindo desde que salimos del puerto en la embarcación junto a la imagen de la Virgen. Hicimos todo un trayecto hermoso, muy emotivo, mate de por medio con monseñor Puiggari y el padre Mario, saludando a mucho gente, como sucedió en la llegada a Bajada Grande donde una multitud nos recibió, para después llegar al altar y poder seguir la misa celebrada por el obispo”, dijo Urribarri. Y enseguida destacó: “Estos son momentos de reflexión, de compromiso y de esperanza. Estas celebraciones nos ayudan mucho en un tiempo muy especial de la vida de los argentinos”
En tanto, la senadora Blanca Osuna, que también acompañó la celebración, comentó: ”Sin duda que estos momentos son importantes, con una presencia imponente de vecinos de nuestra ciudad con tanto afecto a la Virgen María. Estoy satisfecha por haber participado y orgullosa de esta conmovedora expresión de fe que una vez más enlaza a Paraná con la Vírgen y con nuestro río”.

1980 El 7 de septiembre de ese año se le impuso a la Imagen del Inmaculado Corazón de María de Bajada Grande un corazón de oro, al realizarse ese año el Año Mariano