Monseñor Juan Alberto Puiggari, entrevistado por Radio Corazón, compartió algunas reflexiones sobre lo acontecido el día de la fiesta patronal de la Virgen Nuestra Señora del Rosario. Hizo referencia también a la entrega de las conclusiones del III Sínodo y aseguró que considera a esa experiencia sinodal como «el gran despertar del laicado».
Una multitud se congregó en la Plaza 1 de Mayo para homenajear a María la Virgen del Rosario. Movimientos, comunidades, grupos de todas las edades y puntos de la arquidiócesis se hicieron presente desde horas tempranas. «Eran las diez de la noche y seguíamos saludando a personas en el atrio de la Catedral», expresó Monseñor.
«Creo que Dios nos regaló una linda fiesta para su madre. Yo soy consciente de que todavía nos cuesta tener esa devoción a María como patrona. Por eso, la fiesta de este fin de semana fue un gran paso hacia ese norte», opinó Monseñor.
Esta fiesta patronal, estuvo enmarcada por un hecho histórico que cerró una etapa más del III Sínodo Arquidiocesano. «Se entregaron las conclusiones de este Sínodo. Cuando terminamos una etapa, empezamos otra. Y uno mira para atrás y ve un montón de cosas vividas: las ponencias espontáneas de los más jóvenes, sándwiches compartidos, sesiones largas, los días de lluvia. Yo no sé si dimensionamos la gracia que fue todo eso. Para mí el Sínodo fue el gran despertar del laicado. Creo que ese va a hacer uno de los frutos más importantes. Ahora viene el trabajo de aplicar todas las conclusiones».
«Se están organizando Sínodos en varias arquidiócesis del país: Córdoba, Buenos Aires, Salta. Y tengo certeza de que ha sido con la intención de seguir este espíritu de Paraná. Eso nos alegra humildemente el corazón. También el Papa nos incentivó, como Iglesia, a realizar más Sínodos», comentó.
Por otro lado, y en relación al lugar que tiene la Virgen del Rosario para los paranaenses, sostuvo que «María, la Virgen del Rosario, es nuestra fundadora, nuestra madre y nuestra patrona. Fundamentalmente es nuestra madre. Nos tiene que importar, como pueblo, que sea nuestra fundadora. Porque, como nos dijo el Papa, un pueblo se enferma si no reconoce sus raíces. Si no nos aferramos a las raíces, el árbol no crece. La raíz de Paraná es María. Ahí nació nuestra historia, nuestra educación. Ahí fue creciendo Paraná. La queremos reconocer como fundadora pero el título que más me gusta es el de madre».
Finalmente manifestó que durante la fiesta patronal, «me gustó mucho ver la cara de los niños cuando salió la Virgen. A mí me impresiona ver con el amor que miran a María. Cuando pasa entre nosotros, es muy significativo. Otra cosa que me emociona es ver cómo, en medio del movimiento de la ciudad, se ve la unción en la Misa. No hay en la Misa personas charlando, no las ves tomando mate. Se ve una unción maravillosa porque la gente, en esta ocasión, fue a la plaza para rezar».