• Misa Crismal

La Misa Crismal, presidida por el obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de Misa Crismal) y bendice además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y lo que se van a bautizar).

La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.

 

El rito de esta misa, de la Misa Crismal, incluye la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia. Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.

 

  • Jueves Santo

El Jueves Santo Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Pascua en una cena especial en la que lavó los pies a sus discípulos dándoles ejemplo de humildad y amor, instituyó el Sacerdocio con las palabras “Haced esto en memoria mía” al convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, momento en el que también instituye la Eucaristía para así quedarse con nosotros para siempre.

Llegada la noche, Jesús se retiró, junto con Pedro, Santiago y Juan a orar en el Huerto de Getsemaní.  Es ahí donde Jesús acepta cargar con los pecados de toda la humanidad antes de su pasión.  Fue inmensa su agonía, sufría a tal grado que sudó gotas de sangre.  Aun así, acepta seguir adelante: “No se haga mi voluntad, sino la Tuya”.

Seguramente sabía que pronto le iban a apresar.  Y así sucedió.  Un gran número de hombres armados con espadas y garrotes, con Judas Iscariote a la cabeza, llegaron al lugar.  Judas, el apóstol que lo vendió por 30 monedas de plata, se acercó a Jesús y lo besó, así pudieron aprehender a Jesús.

  • Viernes Santo

Volvemos a vivir con Jesús su Pasión: la aprehensión, interrogatorios, flagelación, coronación de espinas y la crucifixión. Este día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: su aprehensión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.

En aquel entonces, la crucifixión era la ejecución más cruel y degradante que se conocía. Un ciudadano romano no podía ser crucificado. La muerte sobrevenía después de una larga agonía.

Jesús en la cruz, con un sufrimiento físico y moral muy grande, fue capaz de perdonar a los que lo ofendieron.

Desde la cruz, Jesús nos termina de dar su mensaje de amor y salvación dejándonos a su Madre y enseñándonos a perseverar hasta el final. El sacrificio de la cruz se vuelve a vivir en cada Eucaristía, por medio de ella, Jesús sigue vivo y permanece con nosotros.

El Viernes Santo lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Celebración de la Pasión del Señor en la que se hace la adoración de la cruz.

 

  • Sábado Santo

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor meditando en su Pasión y Muerte, y se abstiene de celebrar el sacrificio de la Misa, por lo que conserva el altar totalmente desnudo, las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. No puede darse la Sagrada Comunión (más que a modo de viático), hasta la Vigilia Pascual (“al caer el sol”).

Durante el día es importante recordar que Jesús compartió con nosotros a su madre para que acudamos a Ella en las alegrías y dificultades. Antes de morir y en presencia de María y Juan, Jesús expresó: “Madre, ahí tienes a tu hijo” “Ahí tienes a tu Madre” (Jn. 19, 26-27).

Dar el pésame a la Virgen es unirnos en su dolor y sufrimiento por la Pasión y Muerte de Jesús. María es una mujer que acaba de perder a su hijo, todo su ser se ha sacudido por lo que ha visto en los días que acaban de pasar. Ver a su hijo en la Cruz. En el corazón de María había un gran dolor.

Por la noche se celebra la Vigilia Pascual durante la cual, además de bendecir el fuego, se prepara el Cirio Pascual, se bendice el agua y se encienden velas en señal del paso de la oscuridad a la luz con la Resurrección del Señor, fundamento de nuestra fe. Después de la Vigilia solemne o espera nocturna de la resurrección, se desborda la alegría pascual que inunda los cincuenta días subsiguientes.

 

  • Domingo de Pascua

La Semana Santa termina con la fiesta de Resurrección de Jesús, fundamento de nuestra fe, es también cuando inicia la Pascua que es la fiesta más importante para los cristianos.

«Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya», con esta Antífona de Entrada inicia la Misa del día de esta importante festividad.