Artículo de la Prof. Celia Godoy, Responsable del Archivo Arquidiocesano

Aniversario de la Arquidiócesis

 

Se cumplen en estos días, 160 años como Diócesis de Paraná. Para valorar cómo fue este camino, es necesario conocer nuestra historia. Desde las primeras comunidades estables a la vera del rio, de aborígenes y españoles que vivieron en esta rica tierra, han pasado algunos siglos. Compartimos la tercera entrega de este material.

 

 

“Y comenzamos nuestra nueva vida como Diócesis con su primer Obispo Mons. Luis Gabriel Segura y Cubas, a quien no le fueron fáciles las cosas. Tomó posesión el 3 de junio a las 12 horas del día,  en medio de la alegría de los fieles. El día 5 nombró a Fray Mamerto Esquiú, Secretario de Cámara y Gobierno y de inmediato participó a los gobernadores de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe que había asumido el cargo.

En septiembre de ese año se introdujeron  Reformas a la Constitución Nacional y el 21 de octubre fue jurada por Buenos Aires. Esta Constitución determinaba que el gobernador pertenecía a la religión Católica, juraría por los Santos Evangelios, podía ejercer el derecho de patronato Provincial. En otro orden de cosas, declaraba Capital de la Provincia a Concepción del Uruguay y era nombrado Gobernador Justo José de Urquiza.

No conservó el Obispo el mismo elenco en su curia. En octubre de 1860 renunció su secretario Fray Mamerto Esquiú y el 11 nombró en su lugar al Pbro. Miguel Araoz, como promotor de Fiscal de Audiencia  al Padre Claudio Seguí y como Promotor Fiscal a José María Velazco. Seguí renuncio y Velazco fue designado Secretario y Cura de la Catedral. El Padre  Baltazar Olaechea que había sido nombrado Vicario General, renunció y nombró entonces a Miguel Vidal.

Como vemos no fueron años fáciles, con tanto movimiento de sacerdotes en los cargos claves para acompañar a nuestro nuevo Obispo. Después de organizar los cuadros de sus colaboradores, emprendió una larga visita pastoral por su extensa diócesis.

Comenzó el 28 de octubre por la Catedral y el 3 de noviembre por los curatos de la provincia, hasta concluir la gira en marzo del año siguiente. En el intervalo de estas fechas lo encontramos en Coronda administrando confirmaciones.

Se interesó por la fundación de un seminario para formar nuevos operarios para la viña del señor, pero no pudo concretarse. No obstante creó el 7 de junio de 1861 una cátedra de Teología moral en la casa rectoral. A ella asistían los jóvenes que deseaban llegar al sacerdocio y los presbíteros que se designarían, dirigidos por el Canónigo José María Velasco.

De junio a septiembre de 1861 estuvo en Corrientes, en Santa Lucia, Mburucuyá, San Luis del Palmar, San Cosme. El 7 de agosto se quedó en Itatí unos días y en septiembre estaba de vuelta en Corrientes.

Como decíamos al principio, el seminario fue una de sus grandes preocupaciones, mientras visitaba Corrientes le encomendó al Canónigo José María Velazco la búsqueda de un terreno para su edificación, hizo planes sobre el inmueble que había pertenecido a los jesuitas y mercedarios de Santa Fe junto a la plaza y tenía hasta designada las personas para dictar las cátedras. Pero las dificultades políticas de esos años y la prematura desaparición de Mons. Luis impidieron su concreción.

Lo desveló también la provisión de parroquias, para lo que intentó librarse de la injerencia civil. Le decía en una carta a Urquiza, “estoy dispuesto a complacer a V.E. en todas sus indicaciones, pero le ruego, invocando para ello la amistad, que me deje siempre salvar los principios de mi conciencia.

Ausente Urquiza y gobernando la provincia el Gral. Urdinarrain, surgió una desavenencia porque informó de un cambio en la parroquia de La Paz, sin presentación del sustituto, dice un escrito del Pbro. Cayetano Bruno,  que provocó disgusto a tal punto que Mons. Segura ya pensase en volver aunque sea temporariamente a Catamarca.  Quería viajar para ver a su familia, pero carecía de lo indispensable para pagar los gastos.

 

El 13 de abril de 1862 le escribe a Urquiza, diciéndole que la causa de su demora era de carácter financiero. ”A pesar de la aflicción y el demasiado conflicto que me causa tan notable demora, no puedo remediarlo, porque faltando el gobierno nacional y siendo este a quien corresponde pasarme los socorros necesarios para mi subsistencia, no puedo contar con ningún recurso ni para mi marcha ni para mi permanencia… para remediar este mal estoy practicando todas las diligencias a fin de ponerme en marcha cuanto antes y a este objeto me dirijo con esta fecha al General Mitre, rogándole me proporcione los recursos necesarios para la marcha.” 

Debió de conseguirlos, ya que en septiembre de ese año, paraba en Rosario y el 8 de octubre ya en Paraná, asumía nuevamente el gobierno de la diócesis. Por lo demás, aparte de visitar algunas de las principales y más cercanas parroquias, no alcanzó a realizar casi nada recordable, ya que su mandato coincidió con la crisis política que alcanzaría su máxima expresión en la derrota de la Confederación en Pavón y la violenta reunificación nacional.

Con fecha 13 de octubre de 1862 falleció, a las seis de la mañana. Fue repentino, a los 59 años, su corazón no aguantó. Seguramente las desazones de la agotadora gira debieron de abatir su frágil salud. Fue sepultado en la Catedral vieja, que fue demolida al construirse la nueva.

Luego de su fallecimiento, vacante la sede, correspondía al Cabildo Eclesiástico  elegir un vicario Capitular que se hiciera cargo del Gobierno de la Diócesis. Había en ese momento solo tres canónigos y cada uno quería imponer su candidato, después de varias elecciones, aparecieron dos votos a favor del Deán de la Catedral, don Miguel Vidal.

Era Presidente de la República el Gral. Bartolomé Mitre, que cuando  se enteró de la elección, en la que no había tomado parte dicto una resolución que expresaba que era una contravención a lo dispuesto por las leyes.

No obstante y no teniendo ninguna objeción sobre el nombrado lo confirmó en el cargo e informo por circular a todos los Cabildos recordando estas disposiciones. El Vicario Capitular en sede Vacante, adopto diversas medidas para la buena marcha de la diócesis. Una de esas fue recomendar a los párrocos la instrucción moral y religiosa de los feligreses. Recomendaba también la plática breve y sencilla a los fieles en a misa mayor de los domingos y días festivos y la explicación de la doctrina cristiana a los niños.

“A causa de la guerra con el Paraguay se dificultaban las relaciones con Corrientes, por lo que faculto a los curas de esa provincia por tiempo determinado para otorgar dispensas con la obligación de dar cuenta oportunamente.

Había en ese momento 38 curatos y 7 vice curatos en esta Diócesis con 250.000 habitantes aproximadamente. En Santa Fe cinco reducciones de indios atendidas por los padres Franciscanos de San Lorenzo. Pero a pesar de todo esto había poco clero por lo que Vidal se veía obligado a “encomendar a sacerdotes extranjeros, que no siempre tenían las condiciones prescriptas por el derecho”   decía en un extenso informe que envía al Ministro Costa.

En 1864 se instalaron en Paraná las Hermanas del Huerto.  Otro tema de la época de Mons. Vidal, fue el de los cementerios que eran exclusivamente parroquiales y que a partir de 1860 el Gobierno comienza a tener injerencia. Un decreto de  ese año había puesto la administración del cementerio de Concepción del Uruguay bajo la responsabilidad de la policía que recaudaría los derechos de sepultura, sin perjuicio de lo que correspondiera a los párrocos. Otro decreto de 1862 hacia extensiva esta disposición a todos los cementerios de la Provincia.

Al Gobierno Nacional le preocupaba entonces que en las ciudades donde no hubiera cementerio de protestante, estos quedaran insepultos. Por esto el Ministro de Justicia, Culto e I. Pública se dirigió a Vidal en febrero de 1863 para incitarlo a adoptar un medio, en la parte que le correspondía, a fin de impedir lo que se temía.

Mons. Vidal, una vez conocido el pensamiento del Gobernador de Santa Fe al respecto, se dirigió al Gral. Urquiza para darle a conocer las notas cambiadas y pedirle comunicara su opinión para proceder, de acuerdo con las medidas que se estimaran más convenientes. Lo mismo hizo con el Gobierno de Corrientes.

Conocidas las respuestas de los tres gobiernos, las elevo al ministerio, haciendo notar que el proceder que en ellas se indicaba dejaba conciliadas las exigencias de las leyes civiles y canónicas sobre la materia.

Sin esperar más, el Ministro de Gobierno de Entre Ríos, Manuel Leiva, dispuso mediante circular dirigida a los Jefes Políticos el 16 de marzo “que se construyera a la parte de afuera de los cementerios católicos un pequeño cercado con puerta separada, donde sean sepultados los cadáveres de los individuos de creencias diferentes de la católica”

El 9 de junio de 1864 el Gobernador de la Provincia envía una carta al Vicario Capitular de la Diócesis Pbro. Dr. Miguel Vidal, participándole que por el Artículo 2do de la Ley del 18 de abril de 1864, se dispone que mientras no estén establecidas las municipalidades queda a cargo del Poder Ejecutivo la administración y gobierno de los Cementerios de la Provincia. Por esta carta le pide que informe a los Párrocos de los Departamentos que deben entregar a los Jefes Políticos la administración de los mismos.

En agosto de ese año, el Vicario Capitular comunico la novedad a los párrocos y dispuso hicieran entrega formal de la necrópolis a su cargo. Con estas disposiciones, los cementerios dejaron de estar bajo administración  parroquial y más tarde o más temprano, los fueron entregando a la autoridad civil.

Otro tema que le cupo a Mons. Vidal, fue su reclamo al Gobierno por la ley de Presupuesto, para la construcción de un Seminario y pago del Rector, profesores y becas. Mons. Vidal encomendó a Juan José Álvarez esta misión.

No tuvo éxito esta misión, Mitre pensaba fusionar el Seminario de Buenos Aires y el proyectado del Litoral, se limitó a firmar un decreto por el cual pagaba los gastos de veinticinco jóvenes pobres que cursaran en ese seminario. Diez correspondían a la Diócesis de Paraná, Vidal asigno tres a Santa Fe, otros a Corrientes y cuatro a Entre Ríos.

Diversa y fecunda fue la acción de su gobierno, viendo desfallecer sus fuerzas el 21 de julio de 1865 nombro al canónigo José María Velazco para que desempeñara el gobierno de la Diócesis. Ese mismo día a las seis de la tarde falleció. Ya había sido presentado y confirmado como Obispo  Mons. José María Gelabert y Crespo .Comienza entonces otra parte de la historia de nuestra Diócesis de Paraná con este segundo Obispo, que va a tener muchos años al frente de la iglesia paranaense.

Lo va suceder Mons. de La Lastra y Gordillo,  después Mons. Bazán y Bustos, Mons. Julián Martínez y en 1934 será elevada a Arquidiócesis.

 

 

Documentación Histórica de la Diócesis.

Legajo de Sacerdotes

Biografías del Padre Ezcurra

Juan L. Segura.  Historia Eclesiástica de Entre Ríos

Mons. Juan José Álvarez. Memoria histórica sobre el origen que tuvo la Diócesis de Paraná. Paraná 1889