13 de junio de 1859 – 13 de junio de 2018

159  años de la Diócesis del Litoral

 

La vida social organizada bajo el régimen de autoridades locales y propias se inició en Entre Ríos con el decreto del 23 de octubre de 1.730 sobre la erección de la parroquia de la bajada del Paraná dictado por el cabildo de Buenos Aires.

 

Desde el rústico altar levantado en 1.730 por Arias Montiel en su primitiva Parroquia, cuya feligresía  apenas excedía unos pocos centenares hasta alcanzar el privilegiado puesto de Sede Metropolitana ha sido un largo camino recorrido. Este camino lo podemos dividir en períodos. Este primero del comienzo de la parroquia hasta el 13 de junio de 1.859, en que  se erige por Bula Pontificia, el Obispado del Litoral con sede en la ciudad de Paraná, entonces capital de la Confederación Argentina.

 

Durante este lapso de tiempo dependíamos y pertenecíamos al Arzobispado de Buenos Aires, por lo que no era necesario tener una residencia o casa para el Obispo, porque no vivía aquí, solo pasaba en sus recorridos pastorales.

 

Al primero de sus párrocos Francisco Arias Montiel, le cupo la tarea de colocar los cimientos fundamentales para la formación del pueblo. Empezó con las tribus que asolaban la zona de la capilla, edifico la iglesia en reemplazo del rancho primitivo que funcionaba bajo la invocación de la Inmaculada Concepción de María, al mismo tiempo fundó y dirigió la primera escuela del territorio, delineo las calles del pueblo, atrajo a los pobladores, impuso orden y hábitos de cultura, realizando una labor muy fecunda durante 30 años.

 

A comienzos del siglo 19, vamos a tener otro gran sacerdote, el Dr. Antonio Gil y Obligado que en 1807 pone la piedra fundamental de la iglesia Matriz y en el 1.822 principió la construcción  de la iglesia de San Miguel.

 

A él va a suceder el Pbro. Francisco Dionisio Álvarez, va culminar la construcción de la iglesia Matriz y continuar con la de San Miguel que en parte la habilitó para el culto, edificó el cementerio y levantó la capilla de la Santísima Trinidad.

 

Se destacó como político, Delegado eclesiástico, Diputado y Presidente de la Legislatura, Ministro de Gobierno, Diputado al Congreso Nacional Constituyente de 1825 y Gobernador interino de la Provincia, a su muerte el pueblo y el comercio cerró sus puertas en señal de duelo. El Gral. Urquiza califico de calamidad pública la desaparición de este sacerdote.

 

El cuarto párroco va a ser Mons. Miguel Vidal, que antes de ser cura en esta iglesia, se desempeñó en la Parroquia de Victoria, donde fundó el primer seminario de la provincia y el primer colegio secundario que funcionó en la provincia. A pedido de Urquiza, desempeño el cargo de Presidente de la Junta de Educación, para organizar y mejorar la escuela primaria en la provincia al tiempo que iniciaba una secundaria en Paraná con un grupo de sus alumnos de Victoria.

 

Pero lo más importante es que junto con otros sacerdotes, el padre José Leonardo Acevedo y el Pbro. Juan José Álvarez trabajó  en un proyecto para incitar al Gral. Urquiza para que promoviera la creación del Obispado del litoral.

 

Desde hacía mucho tiempo se veía la necesidad de erigir una nueva diócesis en el litoral. Según el Deán Juan José Álvarez, ya en 1847 se hablaba del tema en la Universidad de Buenos Aires, y cuando regresa a Paraná en 1850 y tiene la oportunidad de encontrarse con el General Urquiza le insinúa la conveniencia de erigir una nueva diócesis, a fin de que los feligreses fueran visitados y atendidos con los auxilios de la religión, ya que desde la muerte de Mons. Lue, los habitantes no habían recibido  la bendición episcopal de su legítimo pastor.

 

Urquiza que había comprendido el alcance de este proyecto, aseguro que pronto derribaría a Rosa y contribuiría a dar una Constitución al país y podría llevar a buen término este pedido.

 

Pasaron ocho años más y llegamos a 1858, el General Urquiza esta en Paraná sede del Gobierno de la Confederación y ha propuesto al Pbro. Dr. José Leonardo Acevedo para ocupar el Cargo de Vicario Apostólico, y  Mons. Marino, en virtud de las facultades delegadas por el Papa, resuelve desmembrar las Provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, de la Diócesis de Buenos Aires.

 

Este decreto lleva fecha del 4 de agosto de ese año y se dispone la Instalación del Vicariato para el 15 de agosto de 1858 a las 11 hs. de  la mañana.

 

Como había fallecido el Obispo Electo Mons. José Leonardo Acevedo, es designado como Vicario Apostólico Paranaense el Canónigo Honorario Miguel Vidal. La creación del Vicariato estimuló al Gobierno a seguir insistiendo en los tramites pro- erección canónica de la Diócesis del Litoral.

 

En los mismos días en que se llevaban a cabo estos actos, se procuraba encontrar un candidato a presentar en lugar del Primer Obispo Electo, ya fallecido. El senado en sesión del 10 de agosto votó la terna cuyo primer lugar ocupaba el Pbro. Luis José Gabriel Segura y Cubas, que obtuvo 9 votos. Por lo tanto Urquiza resolvió hacer la presentación de este sacerdote al Papa y expidió el correspondiente decreto el 17 de agosto de 1858.

 

Designó además un Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial al Dr. Juan del Campillo. Su misión era  negociar un “concordato con la Santa Sede bajo las bases de nuestra religión y los principios fundamentales de nuestra Constitución” como decía su credencial. Si bien no solucionó algunos puntos de este Concordato, si logro la Erección Canónica de la Diócesis del Litoral y la Preconización para la misma de Mons. Segura y Cubas.

 

Efectivamente, el 13 de junio de 1859 el Papa Pío IX expidió la Bula Vel a primis, ereccional del Obispo Paranaense que confería a la ciudad de Paraná el rango de ciudad episcopal. El 23 de octubre, día del triunfo de Urquiza sobre mitre, en Cepeda, el delegado Apostólico Mons. Marini, dicto el decreto de ejecución de la Bula.

 

Mons. Segura y Cubas

 

El Vicario Apostólico cesaría ipso facto, luego que fuera preconizado y tomara posesión el nuevo prelado.

 

La Diócesis abarcaba, las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. No se menciona Chaco y Formosa, territorios poblados por indios y pertenecientes al Obispado de Salta.

 

Se establecía la sede del Obispado en Paraná, Capital de la Confederación Argentina.

 

Se recomendaba el cumplimiento de la promesa de construir un nuevo templo, en honor del Arcángel San Miguel, destinado a Catedral, e instituía en Catedral la Iglesia del Rosario, allí existente.

 

Aceptaba la promesa del gobierno de adjudicar un edificio cerca de la Catedral para habitación del Obispo y su Curia y otro dotado de lo necesario para el seminario.

 

Consta  en el texto de la bula, donde especifica el territorio que ha de abarcar, la construcción de un nuevo templo y en su consecuencia, con la misma autoridad Apostólica mandamos, que todos los instrumentos y cualesquiera escritos relativos a los habitantes, bienes eclesiásticos, lugares, cosas, derechas, causas, privilegios, gracias y favores de este nueva Diócesis Paranaense, se extraigan inmediatamente de la curia Episcopal de Buenos Aires, para colocarse y conservarse fielmente en la del Obispado para cualquier ocurrencia ulterior que pudiera surgir. Se aceptaba la promesa del Gobierno Nacional de adjudicar un edificio cercano a la Catedral para casa habitación del Obispo y su curia. Desde su instalación,  la casa destinada para residencia y el establecimiento de su curia era la perteneciente a Doña Isabel de La torre de Carriegos y el gobierno había pagado el alquiler.

 

Por este decreto se erige en Catedral la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, pero como el Gobierno se propone edificar un nuevo templo para catedral, se trasladan los derechos inherentes a la catedralidad, desde ahora y hasta que la obra se termine al nuevo templo, dice el texto de la Bula.

 

El edificio se encontraba adyacente a la casa de Urquiza sobre la actual calle 25 de mayo (Industria y Pronunciamiento). En esa esquina Urquiza mando construir su residencia. Cuatro años más tarde, la sede en Préstamo al Obispado del litoral para su funcionamiento la curia se traslada a esa residencia presidencial en su planta baja hasta 1892.

 

El nuevo Obispo llego a Paraná el 23 de mayo de 1860, acompañado entre otros por Fray Mamerto Esquiú, quien lo acompañaría como su secretario de Cámara y Gobierno.

 

Fue consagrado Obispo el 19 de agosto de 1860. Dirigió su primera Carta Pastoral el 21 de agosto, donde trata uno de sus temas predilectos, la caridad y la encabezaba con el lema  “Carísimos, amémonos los unos  y los otros, por que la caridad procede de Dios”.