Con la sentencia en primera instancia contra el P. Juan Diego Escobar Gaviria dada a conocer en el día de hoy, la Iglesia en Paraná enfrenta un hecho muy doloroso: la condena de un ministro por uno de los delitos que, con justicia, sacuden la conciencia humana.

Rechazamos con energía este grave delito, y nos llenamos de vergüenza y de dolor cada vez que uno de nuestros sacerdotes es acusado de perpetrarlo.

Pedimos humildemente perdón por el dolor que situaciones como ésta causan al Pueblo de Dios y a toda la sociedad humana. Al mismo tiempo, y más allá del ulterior resultado de otras instancias del proceso que hoy está transcurriendo, renovamos nuestra disposición a colaborar en cuanto nos sea posible con la justicia en el esclarecimiento de los hechos y en la sanación de las heridas provocadas, así como en un cuidado siempre mayor sobre la calidad de nuestros ambientes, en bien sobre todo de las personas más vulnerables.

Que la misericordia de Dios, única capaz de restaurar las heridas y de brindar siempre un horizonte de esperanza, nos inspire para poder ser instrumentos de purificación y reconciliación en medio las dificultades que hoy padecemos.

Septiembre de 2017
Arzobispado de Paraná