Comunicado de la Pastoral Carcelaria Argentina, ante lo sucedido en la Comisaría 1º de Pergamino, provincia de Buenos Aires
“Ante lo acontecido el jueves 2 de marzo en la Comisaría Nº 1 de Pergamino no podemos quedar indiferentes. Son siete vidas arrebatadas por el fuego, tienen nombre: Sergio, Federico, Alan, Franco, John Mario, Juan Carlos y Fernando Emanuel, tiene familia, tienen historia, son de nuestra patria, …
No podemos quedarnos en un relato simplista de lo acontecido: «pelea de presos, colchones incendiados, bomberos que tardan en llegar, 7 muertos». Menos podemos pensar, y socializar afirmaciones como ésta: «7 chorros menos», con vergüenza, mucho dolor e indignación queremos pedir perdón de expresiones como ésta!!!!
Debemos ir en profundidad. En este acontecimiento tan trágico hay muchas preguntas que hace tiempo esperan respuesta, exigen decisiones urgentes y acciones concretas. Algunas de esas preguntas son por ejemplo:
– ¿hasta cuándo tantos detenidos hacinados y en condiciones infrahumanas en las comisarías siendo que no están preparadas para esto? Esta realidad perdura en el tiempo y se multiplica a pesar de ser reiteradamente señalada como inadmisible y por eso prohibida. Basta volver a leer el fallo del Tribunal Oral Criminal 1 de La Plata en el año 2014 luego que la gestión bonaerense resolviese la reapertura de calabozos en el marco de la Ley de emergencia en seguridad: “Las comisarías no son ámbitos adecuados para las detenciones de largo plazo, distan de los estándares mínimos. Las comisarías no cuentan con la preparación y los requerimientos que exige un programa de necesidades carcelario. Si bien podría albergar el tránsito circunstancial de detenidos, los sectores de celdas y calabozos de comisarías resultan ediliciamente inadecuados para alojar este tipo de internos por plazos extensos”. Y en la resolución se deja en claro que los lugares de detención deben garantizar, entre otros aspectos, “la protección de la vida, preservar y mantener la integridad psicofísica, contar con servicios sanitarios adecuados, asegurar el suministro permanente de agua potable, garantizar la provisión y calidad de la comida, espacio destinado a comedor, ámbitos propicios para el descanso con cama y equipamientos, posibilidad de acceso a la educación, patios de recreos, ámbitos con iluminación y ventilación natural a espacio descubierto»
– ¿puede admitirse que no haya un protocolo de emergencia para situaciones como éstas, sabiendo que es un espacio público, una comisaría, y más aún donde hay personas detenidas bajo la responsabilidad del estado?, ¿o no hay personas preparadas para actuar en esas situaciones?, o. más grave aún, ¿será que falta el compromiso de velar por la vida de cada persona?. También debemos preguntarnos: ¿dónde no están esos elementos obligatorios de seguridad como, por ejemplo: los matafuegos, las puertas de salida de emergencia, los colchones ignífugos?
– y yendo más en profundidad aún: ¿tenemos conciencia y la convicción que nadie pierde su dignidad de persona – con sus derechos y deberes – aún en la situación de detención?, y en lo concreto ¿se actúa acorde a esta verdad garantizada por la Constitución Nacional?
Como Pastoral Carcelaria, que tenemos la gracia de bridar este servicio al mundo de la carcelación, queremos invitar a todos a tomar conciencia de esta situación infrahumana en la que viven tantos hermanos nuestros, y hacemos un llamado imperioso a quienes son responsables directos e inmediatos: ¡¡¡no posterguen las acciones que no pueden esperar!!!
Uniéndonos al dolor de las familias que lloran la muerte de su ser querido, renovamos nuestro compromiso por la Vida, y rogamos a Dios que en su gran misericordia nos regale descubrir a toda persona como hermano y actuar en consecuencia”.
Secretariado Nacional de Pastoral Carcelaria y P. Esteban Laxague (Obispo de Viedma y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria).