El martes 9 a las 21.00 se desarrolló en Catedral el encuentro de oración judeocristiano en el que se pidió por la paz social y el bienestar y la prosperidad de nuestro país.

Luego del canto inicial de ambientación el Pbro. Carlos Cepeda, Delegado para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso tuvo a su cargo una oración inicial y la conducción general de la celebración. Tras esto, el Pastor Norman Petrella, de la Asociación Cristiana Templo de vida recitó el Salmo 50[51], ¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad…, al cual todos se unieron repitiendo litánicamente su antífona.

Luego fue el turno del Rabino Sebastián Vainstein, quien en primer lugar oró la «Oración por el bienestar de la Nación», una oración de la tradición judía pidiendo por el país y su gobierno; y en segundo lugar compartió una reflexión en la que habló, entre otras cosas, de la necesidad de renunciar a todo tipo de violencia, no sólo física. Culminó sus palabras invocando nuevamente la bendición de Dios e invitando a todos los presentes a tomarse un momento de silencio para hacer cada uno en su interior una reflexión y una oración personal.

Al finalizar esta instancia de reflexión personal, Mirta Esther Uhrich, representante de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, recitó el Salmo 127(126), Si el Señor no edifica la casa…, Salmo con el cual se invitó a la Asamblea a realizar un acto de fe y confianza en Dios.

Seguidamente, y completando la recitación del Salmo 127, el Pbro. Carlos Cepeda, representando a la Tradición Católica, dirigió la «Oración por la Patria» a la cual se unieron muchos de los presentes. Luego el presidente de la DAIA, Diego Duglovitzky, compartió una reflexión en la que recordó que para sanar al mundo hay que sanar al hombre, insistiendo en la necesidad de redescubrirnos como hermanos.

Luego se proclamó la Parábola del pobre Lázaro y el Rico del Evangelio según San Lucas y monseñor Juan Alberto Puiggari realizó una meditación llamando la atención sobre el verdadero sentido de la paz y el peligro de la indiferencia frente a las distintas necesidades del hermano. Para finalizar la celebración se rezó la «Oración por la paz» de San Francisco de Asís y se entonó luego la canción «Color esperanza», mientras se invitaba los presentes a realizar el gestó del saludo de la paz.