Homilía del Arzobispo Mons. Mario Luis Bautista Maulión
en la Fiesta de San Miguel Arcángel,
Patrono de la Provincia de Entre Ríos.

 
29 de septiembre de 2007

 

Estamos en San Miguel que identifica a nuestra ciudad, que identifica a la provincia, que identifica a la Parroquia y a las parroquias y capillas que en la ciudad y fuera de ella lo tienen a san miguel como su patrono y protector.

La devoción y la invocación a San Miguel forma parte de la historia de nuestra provincia, estamos ahora participando en esta celebración de él para invocar su protección y su intercesión, también que por esta intercesión seamos creyentes en Jesús con mayor confianza y con mayor lucidez.

San Miguel recuerda y actualiza la soberanía y el primado de Dios en todo, su mismo nombre como nos lo recordaban hace un momento “Quien como Dios” indica la supremacía de Dios sobre todo por que de el proviene todo, en Dios todo tiene sentido ir hacia el es el único camino de ser auténticamente humano. Fuera de Dios podemos ir a los tumbos así lo profesamos como creyente así queremos vivir y también como ciudadanos Argentinos lo proclamamos a Dios fuente de toda razón y justicia, así nuestra identidad de creyentes esta entrelazada con la nuestra identidad como pueblo.

Las lecturas bíblicas que acabamos de proclamar nos muestran nuestra realidad humana la de cada uno la de todos en la perspectiva de Dios, en esa lectura primera tomada del profeta Daniel intervienen junto a Dios los seres totalmente espirituales, interviene Jesús, intervenimos nosotros. Esa primera lectura en un estilo simbólico muestra el presente y el futuro nuestro de cada uno de todos. En esa lectura aparece un solemne juicio donde esta un anciano de vestidura blanca rodeado de un imponente poder al desarrollarse el juicio aparece ante una inmensa multitud también imponente alguien al que llaman Hijo de Hombre, es un ser humano en esa descripción con características sobre humanas y a este ser Hijo del Hombre se le entrega el dominio, la gloria, el reinado universal al que se le quedarán sometidas todas las cosas porque el es y será el Señor de todo.

En esta descripción se muestra la historia humana, el anciano es Dios, el Hijo de Hombre la fe cristiana lo identifica con Jesús. Este reinado y poderío de Jesús no es al estilo humano. Su reino y su poder no es como el de los hombres tal cual lo pensamos y tal cual tal vez a veces lo anhelamos. Su poder no es de un dominio aplastante, su acción no es una lucha confrontativa; por el contrario ese reinado es servir, es curar, es cambiar el corazón humano. Su poder, como el poder de Dios, se ejerce y se realiza solo en la vida, en vivir y hacer vivir.

La lucha que tiene este Hijo de Hombre, Jesús, no es contra ningún hombre; si contra los poderes que buscan dividir, esa palabra los poderes esta designando en el nuevo testamento esa fuerza como que flotan en el ambiente que uno no sabe precisar bien quienes y como surgen, pero que se van dando y se van consolidando como estilos de conductas, como modos de ver; la lucha que tiene Jesús si es contra estos poderes. Es estos poderes que terminan por dividir, engañar, destruir y Jesús si tiene algún enemigo personificado es el espíritu del mal, el padre de la mentira, el perturbador, el que divide, el que acusa, el diablo. Por eso la palabra de Jesús referida a los hombres siempre es viva y es para hacer vivir, por eso su opción será reconciliar a los hombres con su Dios y a los hombres entre si. La opción de Jesús busca rescatar al hombre de la muerte, de la mentira y del engaño que destruye para que pueda vivir en autentica libertad, para que pueda vivir.

La vida. La vida que es maravillosa, que es espléndida, la vida que con todos los abatares que tenemos vale la pena vivir. La vida que recibimos, que compartimos y que unifica a todos y frente a la vida desde el mismo origen humano aparece la muerte, la destrucción y la anulación de la vida. Desde el mismo Caín hasta hoy se va dando cuando el hombre se siente y cree dueño de la vida. No solo de la propia sino hasta la de otros.

Desde Jesús vemos que la vida es un regalo, un regalo inmerecido; nadie se ganó la vida, la recibimos y la recibimos como espléndida riqueza que debe cuidarse, cultivarse. Frente a la vida vivimos también por momentos, por sectores actitudes o propuestas alarmantes, porque descuidamos la vida, la vanalizamos, la exponemos y hasta la destruimos. Hechos que en nuestra vida parecen ir creciendo como la droga acecina, el abuso alcohólico, la vanalización del amor reducido a intensas emociones pasajeras, la fragmentación de la familia santuario de la Vida, la falta de una intensa e integral educación para la vida y para el amor tienen como consecuencias heridas, enfermedades y muertes, y esto creciendo aún ahora desde los mas pequeños: droga, alcohol, vanalización del amor. En todo esto es lo que Juan Pablo II califico como la “cultura de la muerte” y no es algo lejano, hermanos, esto se esta cerniendo sobre nosotros.

La consolidación de un crimen, como es matar a un inocente ya desde antes de nacer y que es persona al que se le quita esa vida violentamente, fríamente, hasta legalmente, y no como un caso que esta en la opinión publica sino como una, aparentemente, creciente practica que vamos teniendo como sociedad. ¿Que nos pasa que así descuidamos la vida? ¿Qué nos pasa para pensar que así vivimos como hombres? Por momentos parecemos sumergidos en la oscuridad, en apasionamientos que buscamos solucionar problemas sin prestar atención a que esas soluciones son nuevas tragedias que destruyen a hombres.

Con San Miguel, puesta la mirada en Jesús, Señor de la historia, tenemos que pedirle que se ilumine con la verdad nuestra inteligencia, que se cure nuestras voluntades para optar siempre por la vida. Para cuidar, promover, defender toda vida; sobre todo la mas frágil, la mas indefensa. Tenemos que demás de pensarlo pedirle al Señor que no caigamos en el error y la tentación de resolver problemas muy tristes y penosos con soluciones que no resuelven esos problemas, sino que los agudizan y aumentan.

Como creyentes, como ciudadanos, tenemos que optar por la vida, por toda vida, por la vida lo reitero de los mas frágiles e indefensos. Me lo pide Dios que es Padre de toda vida y de todos, me lo pide la Patria que proclama el derecho fundamental a la vida para toda persona humana desde su misma concepción. Pidamos mucho al Señor por todo esto, que dejemos que nuestro corazón cambie con Jesús para cuidar, defender, promover toda vida y con una confianza filial en el Señor tomados de la Virgen María que sufrió la muerte cruel e inocente de su Hijo, pidamos y pongamos la vida de todos, pongamos en esas manos maternales de la Virgen, en las manos Paternales de Dios la vida de tantas victimas de todos y diversos y diversificados atentados contra la vida. La vida de los inocentes, de las victimas inocentes de nuestras acciones humanas.

Quiero terminar dirigiéndome a estos chicos que van a realizar su segunda comunión, van a recibir nuevamente a Jesús, con fuerza y con ganas pídanle mucho a Jesús por papá, por mamá, por los hermanitos, pidan mucho por su familia, pídanle amar mucho a la familia. Pídanle por sus compañeros de escuela, por sus maestras, pídanle por nuestra Patria. Pídanle mucho a Jesús por todos los chicos que sufren y que están en distintas necesidades, pídanle mucho a Jesús y pídanle tener un corazón que ame y que ame a todos.

Amen